E p i l o g o

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- No me llamaste-susurre, cuando vi la fría mascara de determinación en su cara y el calor que brillaba en sus ojos, tan en desacuerdo con su expresión- no me dijiste adiós

- Si hubiera ido a verte no me habría ido y me tenia que ir o no hubiera podido ver al joyero antes de que se marchara. Deberías haber sabido que tenia una razón-hablo-

La voz de Alfonso, con desaprobación. Sus ojos reflejaban paciencia, amor y sus pecaminosos pensamientos. Dios pudo sentir como mi feminidad se calentaba hasta alcanzar la temperatura de la lava

- Sabias que me preocuparía-estalle, no haciendo caso de la esperanza y la felicidad que se elevaban dentro mío-

- Preocupación... No tienes mucha fe en mi-ahora habia un fondo de dolor en su voz, como si las lagrimas y la causa de ellas, afectaran sus emociones- después de tomarte ¿creíste que te dejaría ir tan fácilmente?

Un sollozo rompió en mi pecho y otra lagrima cayo

- Disfrute de ello-susurre entrecortadamente- no debías amarme

- Anahi...-dijo susurrando mi nombre cariñosamente- ¿no crees que yo también? ¿Qué yo no disfrute de tu placer también? Solo ha sido la primera vez cariño, y no será la ultima... Me gusto oírte gritar, sentir tu placer, rindiéndote a mi, no importo lo que yo quisiera anahi, te amo mas por eso, no menos

- ¿como?-murmure de manera entrecortada, sacudiendo la cabeza- ¿Cómo lo puedes hacer?

- ¿quieres estar con otro hombre a solas anahi?-me pregunto cuidadosamente- ¿le dejarías poseerte si yo no te lo pidiera?

- ¡No!-exclame comprendiendo lo detestable que me resultaba la idea. Lo que hice con Alfonso lo haria con nadie-

El se acerco quedando de pie a pocos centímetros mío, haciendo que me apartara la vista acalorada, y algo mas demasiado aterrorizada como para admitir lo que veía ¿y si me equivocaba? ¿Qué pasaba si no era amor lo que veía en sus ojos?

En vez de tomarme en sus brazos, me indico que se sentara sobre la cama. Lo hice despacio, mientras el se movía a mi lado y recogía la cajita que habia sobre la cama. Cuando nuestros ojos se encontraron, puso una rodilla delante mía, y sosteniendo la cajita, me miro con adoración

- Eres mía-no lo preguntaba- tómalo de mi, Anahi eres mía para quererte y poseerte

El tomo el anillo de la caja y agarro mi mano, me deslizo el diamante firmemente en mi dedo

- ¿es una proposición?-pregunte roncamente, con incredulidad-

- Demonios... No, no te lo pregunto, te lo ordeno-gruño- con esa boca perspicaz que tienes. Me tendrías atándote, en vez de amándote del modo que quiero

- ¿amándome?-susurre cuando el me empujo hacia atrás en la cama con su caliente y duro cuerpo-

- Amándote a ti Anahi...-me prometió- con todo lo que tengo con todo lo que soy... Te amo

Sus labios cubrieron los míos, su lengua empujo entre mis labios con una determinación, un calor, que no pude negar. Sus manos me agarraron mis hombros, mi cuerpo se arqueo cuando gemí por el beso. Sus labios comieron los míos, su lengua saqueo mi boca malvadamente, mientras sus manos trabajaban en mi espalda con la cremallera del vestido, quitándomelo rapidamente del cuerpo

En ningún momento rompió el beso, o perdió el calor de mi excitación mientras se bajaba los pantalones, dándome patadas con sus musculosas piernas. No perdió el tiempo y rasgo la seda de mis bragas, apartándolas de mi cuerpo

La Tentación (Ponny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora