Narra Anahi
Mis ojos se estrecharon ante su tono de voz, sugiriendo que yo no podria
- Puedo manejarte cualquier día de la semana-condenada mi boca, gemí ante las palabras que brotaron de mis labios-
Mis labios se torcieron. Ambos nos conocíamos mejor
- Veremos-Alfonso asintió con la cabeza- ve a bañarte. Te dejare lo que quiero que lleves puesto esta mañana, di a los criados el resto de la semana libre, asi que seremos solamente tu y yo por un tiempo
Mordí mi labio al imaginarme estar sola con el, pero no estaba segura si eso era algo bueno o no
- Ve-me indico la puerta del cuarto de baño- ven abajo cuando estés lista
Una hora mas tarde baje por la escalera espiral, con los pies desnudos y vistiendo mas ropa de la que pensé que el dejaría para mi, pero decididamente menos de lo que querría llevar puesto. El negligé largo, de seda me hacia sentir sexy, femenina. Cubría mis pechos, pero estaba cortado lo suficientemente bajo para que si el los queria sacar, no tuviera ningún problema, no habia bragas incluidas, pero la seda negra que escondía ese hecho. Yo habría estado incomoda vistiendo algo que me trasluciera
La nota de Alfonso habia dicho que lo esperara en la cocina y alli estaba el. Vestido con pantalones de gimnasia y nada mas, su espeso pelo castaño todavia estaba húmedo y parecía mas sexy que lo que cualquier hombre tenia derecho a parecer y el me estaba sonriendo incluso sus ojos estaban llenos de una expresión perezosa, cómoda mientras el colocaba dos platos de huevos, tocino y tostada al lado de tazas llenas de café
- El desayuno esta listo, llegaste justo a tiempo-Alfonso saco su silla, indicando que yo deberia sentarme-
Tome mi asiento con cautela, el dolor de mis músculos estaba mucho mejor, pero mis muslos y trasero todavia estaban sensibles
- ¿adolorida?-el poso un beso sobre mi hombro desnudo, produciéndome una sacudida de sobresalto-
Gire mi cabeza, alzando la vista hacia el mientras se enderezaba y se dirigía a su propia silla
- Un poco-aclare la garganta-
- Se volverá mas fácil-me prometió- ahora come, hablaremos mas tarde, después de que termines de comer
El desayuno a pesar de mis dudas iniciales, estuvo lleno de risas. El era agradable y su humor fácil comenzó a mostrarse. Su ingenio árido me mantuvo riendo ahogadamente y el malvado brillo en sus ojos mantuvo mi cuerpo precipitando, anticipándome lo que vendría mientras mas tiempo el esperaba, mas caliente me ponía, no sabia si lo soportaría mucho tiempo mas
Finalmente después de que los platos estuvieran limpios, el me dirigió por la casa hasta la cómoda sala de estar, un fuego crepitaba en una esquina del cuarto donde un gran colcho de almohadas habian sido puestas
- Siéntate, tenemos que hablar-el me situó sobre el colchón, luego me hizo recostar mi espalda mientras el se situaba al lado mío-
- No tengo muchas ganas de hablar-dije frustrada- cortemos la persecución aquí Alfonso, hay cosas que evidentemente me gustan, que tu disfrutas haciendo. No quiero hablar sobre ello, solamente hacerlo
Levante la mirada hacia el, estrechando mis ojos, advirtiendo que yo también tenia limites
El solo apoyo la cabeza en su mano, respetándome con una expresión curiosa
- Esperaba una pelea-dijo el, un vago tono de pregunta en su voz-
Suspire, sentándome, mirando fijamente el fuego mientras pasaba los dedos de una mano por mi cabello
- ¿hasta que extremo tienes la intención de llegar?-pregunte finalmente, echándole un vistazo mientras el todavia se reclinaba al lado mío-
El alcanzo mis dedos que se arrastraban por mi cuello
- ¿a que extremos quieres que yo llegue Anahi?-pregunto el a cambio- puedo darte cualquier cosa que quieras, lo que sea. Pero tengo mis propias necesidades y ellas tendrán que ser satisfechas también
- ¿Cómo cuales?-le pregunte manteniendo la voz baja, aquietando el temblor que amenazaba con sacudirla-
- Me gustan los juguetes Any, me gusta usarlos y me muero por usarlos en ti. Me gusta azotarte, oírte gritar por que no sabes si es dolor o si es un placer, aturdidos, mientras empujo tus limites-Alfonso lo presento bastante claro, pensé con un toque de silenciosa burla, y aun asi no habia contestado una maldita cosa-
- ¿Cómo de lejos iras?-le pregunte-
- ¿Cómo de lejos me dejaras ir?-me respondio el-
Alfonso presentía que yo tendría pocos limites, pero no estaba dispuesta a decirle eso
- Evidentemente tienes planes... Me gustaría saber cuales son-le dije-
El suspiro
- Algunas cosas son mejores dejarlas al placer del momento y ver que pasa-me contesto con simpleza-
Alfonso lamio sus labios con nerviosismo. Evidentemente mi padre le habia contado sobre la catástrofe con los libros que mi madre habia encontrado. Alfonso no sabría de ellos de otra manera. Solo atine a respirar profunda y hondamente
- ¿esto concierne a otros hombres?-pregunte finalmente-
Los ojos de el se encendieron con excitación
- Tu quieres eso anahi-el se movió detrás mío, sentándose contra mi mientras susurraba palabras en mi oido- lo has deseado durante un largo tiempo, todo lo que he planeado. Solamente tranquilízate y lo tomaremos paso a paso
Yo luchaba por controlar mi respiración, mi corazon latía frenéticamente. Yo estaba aterrorizada de el y de mi
- No puedo, si mi padre averigua....-intente hablar-
- Any, tu padre lo sabe-dijo el con cuidado- ¿Por qué piensas que tu madre se divorcio de el? Ella no deseaba el sexo, mucho menos el que tu padre necesitaba. Christopher lo supo, cuando esos libros fueron encontrados, lo que tu necesitabas. Tal como el sabe lo que yo necesito
La vergüenza traspaso mi cuerpo. Yo me acordaba viniendo a casa del colegio, mi madre enfurecida conmigo, la humillación de las acusaciones que ella habia lanzado al ver esos libros. Esa fue una de las pocas veces que mi padre habia intervenido, el me llevo a su estudio e incómodamente me informo que la sexualidad era una cosa personal y que no era de incumbencia ni de el ni de mi madre
- ¿Dulce...?-deje la pregunta colgada-
- Sabe lo que christopher necesita y disfruta de ello. Ese es el punto clave Any, tienes que disfrutarlo, si no, esto no me trae ningún placer. Tu placer es lo mas importante, Anahi, ¿Qué deseas? ¿Qué necesitas?
Las manos de Alfonso estaban en su abdomen, acariciando suavemente los nerviosos músculos de alli, sus labios rozaban mi hombro, mi cuello
- No deseo un juguete Anahi-me prometió- o una mujer que no sepa quien es y hable en consecuencia. Menos en la habitacion que es donde quiero que la mujer que se que eres. Si quieres pelearme, entonces pelea, si quieres someter, entonces hazlo. Si quieres ser atada y violada, avísame. Todo eso, puedo darte y disfrutar pero si alguna vez llegas al limite tienes que decírmelo. Y después de eso, a no ser que lo pidas, nunca lo abordare otra vez. Solo se muy cuidadosa en los placeres que te niegues
Yo levante mi cabeza de mis rodillas para preguntarle finalmente algo muy importante para mi
- ¿y cuando te hartes de mi?-le pregunte-