Capitulo nueve: Nieve

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Dato: Catch-22 Se trata de una referencia a un libro del mismo nombre, y que básicamente significa una situación sin salida. No importa lo que se elija, algo malo va a pasar.

 No importa lo que se elija, algo malo va a pasar

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Zhan odiaba la universidad. Se sentía desleal de tan siquiera pensarlo; no era un secreto lo que su familia había sacrificado para que estuviera allí. Pero no encajaba, y después de dos años y medio, sabía que nunca lo haría.

La Universidad Estatal de Kansas a duras penas era privilegiada en la superficie, sobre la que crecía una hiedra, pero bien podía serlo para Zhan, quien creció en una granja desolada cuyo pueblo más cercano a duras penas llegaba a los 400 residentes, pero extrañaba Chongqing, extrañaba China.

Manejando hasta Manhattan el primer día de clases, con su padre al mando de su vieja todo terreno y Zhan entre sus hermanos donde un resorte roto punzaba su espalda, se sintió como si hubiera aterrizado en Marte. El ruido de la pequeña ciudad lo hizo querer cubrirse los oídos como un niño pequeño, el volumen de gente y la velocidad a la que se movían lastimaba sus ojos. Su padre le había dado una palmada en la espalda cuando lo dejaron a la entrada del dormitorio, diciéndole, - Buena suerte -antes de volver a meterse en la camioneta. Xuan Lu había sido un poco más emocional, abrazándolo con fuerza y diciéndole que lo vería en el Día de año nuevo chino. Luego se alejaron, dejándolo en la calzada con sus ahorros guardados en una mochila y una maleta gastada que perteneció a su madre.

Desde el principio la universidad se veía peligrosa, como si estuviera esquivando minas. Se sentía husmeado; su espacio personal invadido, la forma en la que todo el mundo quería hablar todo el tiempo; los estudiantes más jóvenes que Zhan llenos de rabiosa curiosidad, siempre haciendo preguntas sobre su pasado, como era China y lo que planeaba hacer cuando se graduara.

Profesores querían conocer su opinión sobre libros, eventos actuales y filosofía. Pronto aprendió que gruñir y esconder la cabeza no era una opción a menos que quisiera terminar de regreso en Chongqing con la cola entre las patas, enfrentando a su furioso padre quien de alguna manera había unido el éxito de Zhan en la Universidad con la memoria de su esposa muerta. Con el tiempo se le hizo más fácil hablar, pudo responder preguntas en clase sin sentir el calor de la vergüenza cubriendo sus mejillas y pudo tener pequeñas conversaciones en la biblioteca sin esconderse detrás de un libro. Pero siempre era cuidadoso con lo que decía, siempre pensando en su respuesta antes de decirla.

Hizo unos pocos amigos, pero más del tipo de beber unos tragos, jugar un juego de baloncesto, ninguno destinado a formar una amistad de por vida. Sin embargo, aprendió de los otros chicos, a pretender que le gustaban los bares repletos de demasiadas personas bebiendo demasiado, cómo caminar por el campus con la cabeza en alto, saludando los estudiantes que reconocía, cómo fumar sin asfixiarse y hacer chistes crueles sobre las chicas con las que se acostaba de vez en cuando. Chicas que conocía en los bares locales y luego seguía hasta sus dormitorios o apartamentos para sexo torpe de borrachos. EL sexo siempre se sentía bien durante el acto, aunque nunca alucinante; como Marius se lo describió una vez. Pero después, caminando de regreso a su propio lugar, siempre se sentía más solo y confundido que la noche anterior. Aprendió a vivir con el sentimiento constante de ser un extraño en su propia vida, en su propio cuerpo, y la pequeña voz en su cabeza se permaneció misericordiosamente callada.

Tonos Grises (ZhanYi- Yizhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora