Conejo de la luna

Capítulo 5: La bestia clérigo

Bell había encontrado los Molotov apagados con bastante facilidad recogiendo cadáveres. No estaba orgulloso de eso, pero los muertos no los necesitaban y él quería terminar con las cosas lo más rápido posible. Pero el petróleo era algo más escaso y finalmente decidió arriesgarse contra la Bestia con lo que tenía.

Rápidamente se enteró de que fue un error ya que sufrió su segunda muerte a manos de un monstruo más grande que él. Aunque en este caso se debió a que subestimó la rapidez con la que la criatura deformada intentaba encender el trapo del Molotov. En el momento en que sus ojos dejaron a la criatura, bajando la mirada hacia el trapo que colgaba de la botella, la Bestia saltó hacia él en lugar de moverse como esperaba para algo que parecía tan pesado.

Se las arregló para cruzar la distancia lo suficientemente rápido que estuvo a punto de ser atrapado bajo sus pies. Apostaría a que fue solo por canalizar los ecos de sangre que logró detectarlo a tiempo para no ser aplastado por completo. Sin embargo, el impacto que hizo temblar la tierra lo tiró de espaldas, rompiendo la botella al caer de su mano, y la Bestia bajó su poderoso puño para darle su primera muerte sin glamour al hundir la cabeza.

Afortunadamente, a través de algún truco que no entendió, después de su muerte, Bell pareció regresar a un momento antes de que comenzara el compromiso. Fue como si pensara que los minutos se borraron por completo o algo así. Así que la Bestia siempre estaba esperando en el puente el próximo encuentro, una segunda oportunidad para que él tuviera éxito o fracasara.

Después de tomarse un momento para aceptar eso, volvió a intentarlo con un enfoque diferente y encendió el Molotov antes de que se fijara en él. Esa vez se las arregló para lanzarlo más lejos de lo que nunca pensó que fuera posible antes, sin duda debido a su mayor fuerza física. Pero la Bestia lo evitó ágilmente, dejando que la botella se hiciera añicos y las llamas lamieran inofensivamente la piedra fría mientras se acercaba una vez más hacia él.

Esta vez lo esquivó, evitando la muerte aplastando. Sin embargo, la Bestia luego extendió la otra mano. El brazo más delgado demostró ser más poderoso de lo que parecía, ya que el impacto había sido suficiente para arrojarlo por el costado del Gran Puente. Sus gritos mientras caía hacia su muerte se podían escuchar en todo Yharnam.

La tercera vez fue otro fracaso, y posiblemente el peor. La Bestia logró agarrarlo y luego abrió sus fauces de par en par. Bell fue golpeado con su aliento pútrido, lo suficientemente asqueroso como para darle ganas de vomitar, antes de que lo mordiera. Pasó unos momentos en el Sueño estremeciéndose hasta que pudo forzar el recuerdo en el fondo de su mente.

Entonces, mientras se encontraba cerca del punto donde el puente lo llevó a sus últimas muertes, Bell decidió buscar ayuda y encontrar un lugar donde la Campana del Viejo Cazador sonaría en su mente. Pensó que tenía dos opciones: explorar más de Yharnam o encontrar a alguien que tuviera experiencia con eso, es decir, Eileen.

Eligió la última opción, pero ella no estaba donde habían estado antes. Así que la elección realmente no importaba al final, ya que tenía que seguir adelante. Por supuesto, se arrepintió cuando terminó en la parte superior del canal, donde tuvo el placer de conocer a las ratas gigantes que decidieron que querían carne fresca sobre el cadáver de otro cazador que ya habían despedazado.

La pelea fue fea, pero al final prevaleció y luego buscó en el cadáver del cazador caído cualquier cosa que pudiera ayudarlo a sobrevivir a su propia caza. Pero las ratas o la caída habían destrozado los viales de sangre que llevaban, dejando que lo único que se pudiera salvar era el arma. Era similar a su Saw Cleaver, pero más largo y desplegado en forma de lanza.

Quería llevárselo. Después de todo, nunca supe cuándo necesitarías una nueva arma. Pero solo tenía dos manos y, aunque la mochila que llevaba puede haber estado encantada para contener más objetos dentro, ya estaba casi llena. Decidió volver al Sueño del Cazador y guardarlo allí, imaginando la Marca del Cazador en el fondo de su mente.