Capítulo 12.

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-¡Despertaros! -oigo. Me levanto sobresaltada. Tengo la mano manchada de sangre seca y el saco de dormir también esta sucio. Me escuece la mejilla por el corte de anoche. 

Salgo de la tienda de campaña y me voy directa al lago. Me limpio las manos y la cara hasta terminar con cualquier rastro de sangre. Se me quedara una pequeña cicatriz pero podre sobrevivir.

Me reúno con los demás al rededor del fuego. Aún no ha amanecido.

-¿Que te ha pasado en la mejilla, Glimmer? -pregunta Cato acercándose y tocándome cuidadosamente la herida. Dudo si decirle que mate a la chica del 4, pero se que si se lo digo descubrirán que no hice guardia por la noche. 

-Ayer vi a la chica del 4 detrás de la Cornucopia así que la mate y me hizo este arañazo.- miento. Cato me sonríe y grita.

-¡Solo quedan 10!

Todos nos unimos al grito, incluido Peeta.

Empieza a amanecer así que nos preparamos para ir en busca de tributos. Cojo el arco y 3 cuchillos. Noah como siempre se queda vigilando el campamento. 

-¿No llevamos comida? -pregunta Marvel. 

-Coger una mochila y meter agua y comida. -ordeno. Peeta va corriendo a la montaña de suministros y coge una mochila que esta en el suelo. Con mucho cuidado sale de la zona de minas y vuelve donde nosotros.

-Aquí dentro hay manzanas, lonchas de pavo y galletas. También hay dos botellas de agua.

-Eso nos servirá. -dice Cato.

Peeta carga la mochila a su espalda. Parece cansado, seguramente no estará durmiendo bien estos días por el miedo de que le matemos mientras duerme.

Comenzamos la marcha hasta el río. Ya ha amanecido así que no necesitamos las linternas ni nada. 

-¡Vamos tributos, salir para que podamos mataros! -grita Clove. Todos nos reímos.

-¿Nos tenéis miedo? -exclamo entre risas. 

-Deberíamos estar callados. -dice Peeta.

Todos nos giramos y le miramos fijamente.

Continuamos la marcha callados. De repente una gran nube de humo cubre el cielo.

-¿Que es eso? -pregunto. Es demasiado grande para ser una hoguera. Los del Capitolio se debían aburrir y han decidido asustar a algún tributo.

-Ni idea. -responde Cato con la mirada fija en el humo.

-¿Y si nos acercamos? -sugiere Clove. -Igual hay algún tributo.

Todos aceptamos y empezamos a caminar. El fuego procede de las profundidades del bosque así que tardaremos en llegar.

Dejamos atrás el río y a medida que nos adentramos en el bosque la vegetación es más densa.

-¿Podemos parar a comer? -pregunto. Estoy cansada, ya que llevamos 3 horas andando. La nube de humo sigue cubriendo el cielo. Ya estamos más cerca del lugar.

Nos sentamos y comemos unas lochas de pavo. Deberíamos haber traído más comida y agua.

Me levanto y examino el terreno. Estamos rodeados de árboles y no parece haber ningún riachuelo cerca.

En un arbusto hay unas bayas. Me acerco hasta ellas y las observo. No las conozco, pueden ser venenosas o no. Una voz me sobresalta.

-Son jaulas de noche. Cómete una y estarás muerta antes de que te de tiempo a reaccionar. -dice Marvel, que ahora esta a mi izquierda.

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