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A la mañana siguiente, antes de que Jungkook despertara, me até el delantal y cociné un desayuno real. Tan pronto como empecé a tararear, me sentí muy hogareño. ¡Tengo veintiún años, no tengo que sentirme hogareño! Ignorando la idea, terminé con el desayuno, que era una tortilla lo suficientemente grande para los dos, y unas tostadas.

—Buenos días. —la voz suave de Jungkook llenaron mis tímpanos y en ese momento me di vuelta y lo vi usando un par de costosos pantalones de vestir y una camisa que lucía igual de costosa. Nadie se viste así un fin de semana.

—Buenos días... um, ¿eso es lo que usarás hoy? —pregunté cínicamente, haciendo notorio mi ceño fruncido. 

Él se miró a sí mismo por un momento, inspeccionando como si su traje tuviera alguna mancha invisible.

—Sí. —dijo, dirigiéndose nuevamente a mí— ¿Hay algo de malo en ello? —recapitulemos; pues eso es demasiado formal. Me encogí de hombros y puse su café al lado de su plato.

—Bueno, no necesariamente, pero nunca serás capaz de seguirme el ritmo usando algo como eso. —me encontraba hablando como si no me diera miedo este hombre, y no lo hace, ya no. Y no, no soy un chico hiperactivo que no puede quedarse quieto, pero me gusta pasarlo bien.

—Entonces, ¿qué sugieres que me ponga?

—Algo no tan costoso —dije como si fuera obvio—. Eso parece costar mucho más de lo que puedo pagar por un traje. —lo cual indica lo tacaño que puedo ser.

—No es tan costoso. —la voz de Jungkook había sonado grave por primera vez en el día, pero, en vez de sentirme intimidado, intenté no sonreír mientras comía un poco de mi tostada. Parecía un niño pequeño cuando dijo eso.

—Siento tener que decirte esto pero, lo que tú no consideras costoso, creo que es una fortuna. Tal vez después del desayuno podrías probarte unos jeans y una camiseta. —tengo que verlo en una camiseta simplre, por favor. Jungkook no dijo nada y optó por comer el desayuno sin protestar.

—¿Cómo es que eres tan tacaño cuando tu padre es un abogado? —su pregunta me hizo atragantarme, pues me tomó por sorpresa. Me golpeé en el pecho y tragué saliva varias veces para obtener que el resto de los alimentos bajara.

—Bueno... —comencé a hablar, recuperándome de mi asfixia—. Estuve trabajando un poco luego de empezar la escuela secundaria, así que era raro que gastara el dinero de mi papá, además luego de eso me mudé solo... es diferente. —terminé, sin arrepentimientos de lo que dije recién. No era tan tacaño, pero cuando se trataba de la mayoría de las cosas, me gustaba ahorrar.

Terminamos el desayuno en silencio, con él terminando primero. Después de lavar su plato y la taza y guardarlos. ¿Lo dije bien? ¿Lavó sus trastos? Estoy soñando. Después, él me miró con detenimiento y luego señaló a la entrada de la cocina:
—Me voy a cambiar así que si necesitas algo, toca la puerta primero.

Y sí, porque no es necesario que se repita la escena del baño. Asentí con la cabeza y le di el visto bueno mientras resoplaba en el resto de mi café. Cuando terminé con mis platos, fui a mi habitación y llamé un par de veces a la puerta. Cuando me dijo que entrara, estaba mirando su reflejo en el espejo.

Mis labios formaron una sonrisa y me acerqué hacia el armario donde se encontraba mis propias prendas. Y bien, no mentiría que Jungkook se ve malditamente bien en una camiseta.

—Estás mirando tu reflejo como si no te reconocieras a ti mismo. —comenté, a la vez sacando un par de jeans oscuros y algo ajustados, una camiseta blanca y mis zapatos favoritos.

—Eso es porque no lo hago. —musitó, frunciendo el ceño sin separar su mirada del reflejo—. Rara vez, casi nunca, ocupo camisetas simples. —bueno, eso no me sorprende.

Devil Boss | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora