Devil Boss | Kookmin

005

Hubo una paz inmediata tan pronto como el "señor" Jeon se fue. Tenía mi trabajo terminado y de hecho, hasta tuve la oportunidad de tomar un largo almuerzo al día siguiente. Por supuesto, todas las cosas buenas deben llegar a su fin.

El viernes por la mañana las cosas volvieron a la normalidad, el desinfectante de manos y todo lo de más. Tan pronto como entró por la puerta, comenzó a dar órdenes como si nunca hubiera salido.

 —Jimin, llama a Kim y dile que necesito verlo en la oficina tan pronto como sea posible —dijo, mirándome de reojo como si no fuera la gran cosa ordenarme cosas a cada momento—. Después de eso ve a contabilidad y recoge los registros  de los últimos meses. —y seguía y seguía... Suspiré internamente y me levanté directo a la puerta, totalmente resignado— Jimin.

—¿Sí, señor? —ya déjame ir antes de que me ordene otra cosa.

—Vas a trabajar horas extras esta noche. Necesito que clasifiquen todos los regristros del sistema con el fin de estar preparado para la reunión de mañana. —y sí, me ordenó otra cosa. Su mirada no trasmitía nada, al menos no para mí, y eso me molesta más. Parpadeé un par de veces tratando de procesar lo que me estaba diciendo.

—¿E-el sistema entero? —pregunté sin evitar tartamudear, podría jurar que mis ojos se salen de sus órbitas. Jungkook asintió con una especie de gruñido y, de repente, quería arrancar sus cuerdas vocales.

—Debería tomarte aproximadamente tres horas si eres rápido y eficiente. —dijo mientras una pequeña mueca interrogante aparecía en su rostro, esa misma expresión que delata su demonio interior, ese demonio que me hace estremecer de una forma que me impulsa a matarlo... eso no es sano, ¡no es sano! Mi cerebro vio fuego y de inmediato quiso gritar: "Entonces si es tan simple, ¡¿por que no lo haces tú, Sr. Importante?! Debería..." 

—Está bien, señor. —solté, conteniéndome de mis malas palabras. Salí por el pasillo murmurando: cheque, mucho dinero, cheque, mucho dinero. Era mi única motivación por el momento.

—Debe tomar alrededor de tres horas si eres rápido y eficiente, me dijo. ¡Que montón de mierda! —dije, tratando de imitar esa voz tan jodidamente fastidiosa. Cerré la puerta de mi departamento lo sufientemente fuerte haciendo que mi vecino de al lado golpeara la pared y me dijera que me callara. Sam sin embargo, apenas se movió de su nuevo lugar favorito en el sofá.

—¿Qué? —le pregunté con el ceño aún más fruncido— ¿No estas curioso de por qué tu trabajador amo vuelve a casa a la diez de la noche, después de haber desaparecido a las seis y media de esta mañana? Bueno, te contaré. —me quité los zapatos y fui a la cocina para tomar una de las cervezas con las que Tae afortunadamente había abastecido mi refrigerador.

—Mi vengativo y grosero  jefe decidió que tenía que catalogar todo el sistema hasta el año 2000, ¡2000! ¡Esos son once malditos años de papeleo! Así que comencé a las cuatro y terminé recién a las nueve en punto. Y ya que eres un perro y no sabes matemáticas, eso hace un total de cinco horas —le dije mientras levantaba cinco dedos en su carita, él ladeó la cabeza hacia un lado como si estuviera interesado, lo que sólo me animó a continuar—. Y como si eso no fuera suficiente, el tren se atrasó, así que tuve que caminar cerca de tres kilómetros para no perder el último autobús a casa. ¡Sam, me estoy volviendo loco! ¡Voy a perder mi cordura y ni siquiera tengo veintidós! ¡Algo tan sexy no debería ser tan condenadamente malvado! —grité frustrado... espera,  acabo de decir que está sexy.