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¿Cuántas palabras hay para utilizar además de "totalmente confundido"?

Me apoyé en el mostrador de la cocina, mirando la olla de sopa que había hecho para Jungkook cuando despertara. Sin mencionar, que yo no había conseguido dormir lo suficiente y que probablemente no dormiría nunca más. Un quejido proveniente de la sala se hizo escuchar, seguido de una maldición silenciosa y los ladridos de Sam. Rápidamente, me encaminé a tomar un plato entre mis manos y llenarlo de la sopa, tomando una taza de café negro. Segundos después, entré a la sala de estar.

Jungkook estaba sobre el sofá, con un brazo sobre su rostro, mientras que Sam lengüeteaba los dedos de su otra mano.
—Sam, déjalo en paz. —dije en un susurro, logrando que se separara de él. Me senté en la mesa de café, dejando la sopa y el café a mi lado.

—Siento como si hubiera sido golpeado por un tren. —musitó Jungkook, dejando quejidos provenientes de su garganta ronca.

Me reí ante ello, bajando la mirada hacia mis pies.
—Sólo una de las muchas alegrías que provoca la resaca. —traté de burlar, pero la incomodidad no tardó en llegar.

Él se sentó en la orilla del sofá, quitando los mechones de cabello de su rostro antes de mirarme y luego a la comida a mi lado.
—¿Eso es para mí? —preguntó, frunciendo el ceño mientras frotaba sus sienes. Yo asentí levemente y le entregué el plato de sopa.

Antes de que pudiera advertirle sobre el sabor, se comió una cucharada grande. Su rostro formó una mueca al degustar el platillo y yo no pude evitar reír un poco.

—Olvidé advertirle que está un poco amarga. Era eso u obligarle a tomar agua hervida con limón y vinagre... —comenté, haciendo ademanes con las manos para más entonación, pero su mirada me detuvo—.. Cómalo con calma, ¿está bien? —añadí, desviando mi mirada de la suya. Le arrimé la taza de café mientras me levantaba, listo para salir de allí. Supongo que podría ir a la lavandería o encontrar un bar para esconderme el resto del día.

—Jimin.

Al oír su voz pronunciar mi nombre en un tono sumamente serio, me hizo quedar inmóvil; sin embargo, no me di la vuelta a enfrentarme con su rostro. 
—¿Si? —pregunté cortante.

—Tú... no estás cómodo con lo de ayer, ¿verdad? —¿se acordaba?

—N-no sé de qué habla. A-ayer pasamos un día increíble, pero sé embriagó un poco —musitaba preso de los nervios—. No me molestó cargarlo... ¿Eso es todo? —rayos, estaba hablando demás, ¿por qué no solamente me doy la vuelta y me voy? Oi la cuchara chocar contra el plato, señal de que Jungkook dejó el platillo a un lado para dirigirse a mí.

—Tenemos que hablar. Siéntate.

—Pero yo...

—Siéntate, Jimin. —el tono de su voz me hizo la piel china, casi estando al borde de decir "estoy a cargo", lo que significaba que no tenía otra opción.

Me senté en la silla junto al sillón y elevé mis rodillas hacia mi pecho.
—¿Qué tenemos que hablar? —pregunté mirándolo de reojo, no quería mirarlo; agregando que, la última vez que él me dijo aquellas palabras, fue anoche, y se declaró hasta que se desmayó.

—Dije bastante ayer —decía suspirando, mirando al suelo con vehemencia—. Muchas cosas que desería no haber dicho.

—Te arrepientes... —¡se va a arrepentir...! ¿Yo quería que se arrepintiera? Más bien: ¿quería gustarle? 

—Yo no he dicho eso.

—Entonces... ¿qué estás tratando de decir? —alcé la voz, dejando ver notorio mi ceño fruncido y darme el honor de tutearlo en un momento así—. De cualquier forma, sigo siendo tu secretario y sigues siendo mi jefe. No va a funcionar.

Devil Boss | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora