La casa Uzumaki se convirtió en el punto de reunión en esa ocasión. Hinata y Sakura se encontraban moviéndose de un lado a otro de la cocina. Ambas esposas preparaban con mucho ánimo lo que comerían esa noche. Aunque el ramen no podía faltar en la mesa de la familia Uzumaki, de todas maneras hicieron lo posible por variar el menú.
Terminaron de dar los últimos toques a la comida para que sus esposos disfrutaran de una agradable velada. Hace varios días quedaron en cenar juntos, conversar de los últimos acontecimientos en Konoha y compartir tiempo con sus antiguos amigos. Naruto seguía siendo el Hokage, y aunque tenía responsabilidades, escogió tomarse la noche libre de la oficina.
—Himawari —llamó Hinata a su pequeña hija que se acercaba a la cocina—. ¿Puedes terminar de colocar la vajilla en la mesa?
—Sí, mamá —sonrió.
La no tan pequeña Himawari aceptó feliz el pedido de su madre. Dirigiéndose hacia la repisa de los platos, terminó por ordenar todo sobre la mesa. Cuando terminó, caminó de nuevo hacia su madre, que posteriormente le dio la orden que avisara a su papá para cenar. Corriendo entre los muebles, se detuvo entre la conversación que sostenían Naruto y Sasuke en la sala.
—Papá —llamó, Himawari
—Dime princesa —refirió, Naruto.
—Mamá dice que la comida estará servida.
—Gracias por avisar —sonrió —. Ahora iremos.
Himawari sonrió a su padre, y se alejó de la sala para ir corriendo nuevamente hacia la cocina.
Los dos hombres se quedaron solos nuevamente. Todo este tiempo estuvieron sentados en los sillones mientras conversaban de la última misión de Sasuke. Hace algunos días había llegado a la aldea, y Naruto no tuvo tiempo de hablar con él de los detalles, ya que siempre dejaba su informe en el escritorio. Esta vez no tuvieron ninguna discusión y cada uno mantenía una actitud ecuánime en su lugar.
—A todo esto… —comentó Sasuke—. ¿Dónde está tu hijo?
—¿Eh? —se sorprendió Naruto—. Pues no lo sé. ¿Por qué lo preguntas?
—Ya es tarde —comentó, en un rostro de infinita seriedad.
—Es muy gracioso que lo preguntes-ttebayo —rió, Naruto.
—Mmm, yo sé por qué lo hago —intervino, molesto.
—Es un adolescente. Seguramente está con Shikadai o Inojin —explicó al rascarse la cabeza con una mano—. Siempre salen de casa y no regresan hasta muy tarde.
—Eso espero…
—Oi Sasuke —intervino Naruto—. Siento que no eres sincero, ¿no quieres preguntar algo más?
Al ver que la indirecta no funcionó con el cabeza hueca nivel Hokage de Naruto, Sasuke suspiró cansado.
—Te lo pondré claro —dijo, seriamente—. Más te vale que mantengas alejado a Boruto de mi hija.
Naruto pestañeó varias veces por las palabras de Sasuke. Emitió un sonido con sus labios como si se tratara de una tontería, y lanzó una carcajada. Tuvo que taparse la boca al sentir la mirada asesina. Seguramente estaba a punto de sacarle la cabeza con la espada.