(Aqui hay cambio en las personalidades de los personajes. Solo pa que no se confundan)
Ellos dos se amaban desquiciadamente desde hace ya mucho tiempo, no podían olvidar aquel momento en el que Guy preparo una cena para los dos en la casa del joven pelinehro, donde descubrieron que se amaban enloquecidamente, sus manos sudaban, y no se podían mirar a los ojos pues sus caras se ponían calientes al instante.
Así duraron por mucho tiempo, un año aguantando las ganas de comenze al otro a besos, por miedo… Sí, por miedo al rechazo. Un día de valor le pidieron a la hokage el permiso de salir de konoha para un día de campo al bosque, un lugar pacifico donde no había nada, ninjas, aldeas, planes de muerte, misiones u otra cosa estaban fuera de sus planes, Tsunade acepto y ordeno no seguir a los dos jóvenes y dejarlos en paz por todo el tiempo que necesitaran, al siguiente día partirían hacia el bosque a realizar su día de campo juntos y a declarársele al otro de una vez por todas, después de todo, según ellos el rechazo sería mejor que aguantar las ganas de amarse.
…
Al siguiente día la joven oji-roja estaba más bella que nunca, tenía un hermoso vestido de colores veraniegos con una pequeña cinta rodeando el cuello la cual era la única parte por donde soltar el vestido que resaltaba claramente sus hermosos "atributos", sus zapatos eran unas pequeñas sandalias blancas con una flor a cada lado, su cabello suelto pero con la pequeña diferencia de que tenía una pinza recogiendo una pequeña parte de el por el lado derecho, sus hermosos y carnosos labios rojos, sus mejillas rosadas, y un poco de pestañina. Todavía no entendía como se había dejado guiar de Anko y de Shizune, era una locura, se le carcomía el alma de pensar en la actitud que tomaría su guapo peli-negro cuando la viera… Pero el Sarutobi no se quedaba atrás, por supuesto, esa camiseta azul celeste se le veía a la perfexión, resaltaba su bien trabajado cuerpo. Traía un par de tenis y una pantaloneta larga hasta la rodilla, su cabello despeinado como de costumbre. Era un verdadero galán.
Unos minutos después se encontraba Azuma en la puerta de la aldea esperando a su ángel de ojos rojos.
-Por fin llego- La miraba con amor desde lejos pero al ella estar a un paso suyo, no soporto tanto, como rayos no se había dado cuenta de la hermosa mujer que tenía enfrente. Ella tenía la cabeza agachada, dejando ver su largo cabello pero al levantarla apenada, encontrándose con esos hermosos ojos negros que la enloquecían, el no comprendía porque estaba con aspecto triste
-Kurenai, Tú…-
-¿Me veo mal cierto?- Comento mientras volvía a agachar la cabeza lentamente
-Te ves hermosa- Le dijo al oído mientras se alejaba un poco al tiempo que ella lo miraba alegremente y sorprendida. Ese sería un buen día, sería el día en que le confesaría sus sentimientos
-¿Nos vamos entonces?- Agrego mientras la miraba dulcemente
-¡Claro que sí Azuma!-
Empezaron a caminar, después de todo no demoraron mucho en llegar, no era tan lejos, prepararon la comida encima de una manta de cuadros y se sentarón a comer unos sanduches preparados por Kurenai y una deliciosa limonada preparada por el pelinegro
-¡Kurenai Esta delicioso!- Y era verdad, aunque solo fuera un sanduche no era uno cualquiera, era el mejor sanduche del mundo ninja
-No es para tanto Azuma, gracias por todo, es hermoso este lugar-
-Kurenai, yo quiero decirte algo muy importante- de repente el peli-negro se sonrojó y se volteo para que ella no lo viera decir tales palabras