Amegakure…La fría lluvia azotaba con sutiles gotas todo lo que tenía a su alcance. El ruido de esta quebrantaba por breves instantes el silencio de aquella habitación.
-El cielo llora- susurró aquella chica; su voz era suave y femenina con un tono elegante, sus cabellos azules, se removían con la suave brisa de la lluvia que se colaba hasta ella. Sus ojos cafés observaban las rebeldes gotas de lluvia que chocaban contra la emparejada ventana y resbalaban.
-Hmp- se limitó a emitir él. La chica apenas y le pudo escuchar pero le conocía demasiado bien. Su cabello naranja totalmente rebelde era sutilmente tocado por los húmedos suspiros que el viento le dedicaba, y sus ojos, aquellas grises y anilladas orbes miraban con desdén la lluvia.
Esta vez la chica volteo y dio espalda a la grande ventana que miraba y volvió a dirigirle la palabra.
-Enfermaras si sigues hay- La preocupación de la chica fue evidente en su voz, más no en su mirada. Y siempre había sido así; siempre era reconocible la preocupación de la chica por él en su voz, pero cuando él la miraba no había ni rastro de afecto en su mirada. Pero no le importó su mirada, por que cuando el cielo lloraba, él necesitaba un refugio y su refugio era ella.
Hizo caso a las peticiones de la peliazul. Cerró la puerta y se dirigió a un lado de ella…esta vez dispuesto a hablar. Ahora la lluvia azotaba la ventana y el reflejo de ellos dos era lo que observaban.
-Konan…el mundo necesita purificarse por la mano de dios- le dijo a la chica, esta solo suspiro mientras el vidrio se empañaba de ella.
-Lo sé- alcanzó a decir con algo de nostalgia mientras miraba el cuerpo de hombre que amaba, claro solo su cuerpo por que su alma era otra.
-Para eso necesitamos de Madara...él nos ayudará- le dijo con aquella voz ronca y grave, pero se hizo mas aguda al mencionar al susodicho. De pronto sintieron ese maléfico chakra que se hacía presente cerca de ellos.
-Esta aquí- susurró él. La chica endureció su rostro, le odiaba ella odiaba a Madara Uchiha.
-¿Cómo vas con Uchiha Sasuke?- pregunto Pein a su jefe.
-Ha usado mucho su sharingan, sus ojos serán más fuertes que los de Itachi y conforme al Kyubi quiero que te encargues de él, pero es peligroso-
Pein escuchó con atención las palabras de él y asintió con la cabeza a lo que Madara decía.
-no hables de Uzumaki Naruto como una amenaza, Pein nunca ha perdido una batalla y este niño no le ganara- Hablo la chica con cierta mirada de repugnancia hacia Madara.
-Lo sé…yo solo digo que Kiuby se ha hecho de camaradas en Konohagakure y no le dejaran solo, así que tendrán que arreglárselas con sumo cuidado- y dicho esto avanzó hacia el corredor que daba como salida el abismo que otorgaba lo alto del edificio en el que estaban.
-Estamos muy cerca de que nuestros planes se hagan realidad y así podré mostrar mi verdadero poder de Uchiha al mundo- y con esto dio por terminada su visita desapareciendo con un rayo en su lugar. Konan miro de soslayo a Pein y le partía el corazón ver como la mirada fría y asesina de su compañero, se volvía inocente y fugaz por un segundo. Las ilusiones sobre un mundo mejor eran las armas perfectas para que Madara se aprovechara de las habilidades de Pein. Y esto a Konan le enfurecía, pero ella también albergaba esperanzas de un mundo sin guerra como todo ser humano pacifico y decidió sellar todo su enojo en aquella mirada impasible que poseía.