LA COLMENA

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-Hace no sabemos cuaños años solares sucedió esto en la superficie. Ahora solo nos queda un cuento y la cueva en que morimos lentamente, por lo que me ha contado mi abuelo, pero al menos se podían dar el lujo de beber un verdadero vaso de agua  no más abriendo la llave del fregadero,no este destilado de orina que tomamos a diario. Al menos es lo que mi èl no se cansaba de repetir.- dijo Aly a su amigo por nonagésima vez antes de beberse un vaso de un líquido grisáseo con un sabor terroso y medio amargo que hacían pasar por agua destilada para la población de la colmena. La enorme citadela, era por lo que sabían el último bastión conocido de humanos sobrevivientes a la catastrofe. La caverna de vastas proporciones y cientos de pasajes que formaba una red  bajo un volcán antíquisimo era el hogar de los últimos de la raza humana. Víctimas de sus propias guerras y armas, habían quedado atrapados allí abajo dese hace centurias. La Raiz, una organización que empezó como un experimento científico con una pequeña unidad de especialistas, terminó conviertiendose con el pasar de los años, en el amplio sistema de control y sustento de la ciudadela donde se habían alojado los únicos supervivientes que lograron llegar hasta el refugio , y luego para sus descendientes.

-!Agua cristalina! PURAS PAVADAS-continuo Ian rompiendo el hilo de pensamiento de su amigo-. Ya deja esos libros y las historias de tu abuelo. Son cuentos para críos.- Le contestó, lanzándole lo que quedaba del vaso sobre la cara.


-  ¿Comiste algo podrido hoy Ian?- Ya verás si te dejas agarrar, le respondió A lanzándole un zapatazo qu el otro apenas esquivó.-  Comer algo en la jerga de la colmena significaba estar vivo. Sobrevivir, como los microbios que soportaban las peores condiciones, sin oxígeno, sin agua, así eran ellos unos bichos duros de matar.

-No eres mi madre, idiota.- Ian infla el estomago vacío y deja ver sus costillas marcadas sobre la musculatura elástica del clan minero de la colmena. Eructa y le lanza una bolsa medio vacía al rostro. Un empaque amarillento con una especie de pan de hongo soso medio  negruzco.- La deliciosa ración se hace cada día más deliciosa,¿ no crees? Anda cómete tú el resto, a mi no me apetece más esa porqueria.- Le contestó a su amigo de toda la vida.

- Las raciones son cada vez más escasas de este  micelio, pero es todo lo que hay. No lo desperdicies.- Sabía que eran asquerosas, babosas e insípidas esas tortillas eran todo el alimento que podían aspirar a tener en la Colmena. Lo olió, pronto entraría realmente en descomposición y sería incomestible. Tragó un pedazo sin siquiera masticarlo, era como masticar un trozo de plástico. Cuando se rindió, le lanzó las sobras a Pelusa, que las olisqueó un poco y sin muchos remilgos devoró las sobras sobre la mesa, antes de volver a su percha para echar una siesta.

-Ese bicho come de todo. Un día te vas a descuidar y te va a comer a ti también.-Lo observó Ian con algo de precaución- algún día crecerá lo suficiente para devorarnos a ambos.

-Cuidado, Pelusa es tu sempai, es mi amigo más antiguo. Me lo regaló mi abuelo en mi quinto cumpleaños, él nunca me haría daño. Además se encarga de que los escorpiones ciegos, las cucarachas, los piojos y demás sabandijas que pululan por las cavernas no nos devoren vivos. El extraño murciélago ciego se acomodó de nuevo en su percha.

Antes de que Ian pudiera soltar una agria réplica a su amigo de la infancia, los anaqueles polvorientos comenzaron a temblar. Los frascos que no estaban asegurados cayeron al piso para hacerse añicos con su contenido. Aly que estaba acostado en la hamaca, cayó al piso soltando una andanada de palabrotas mezcladas con tos. Ian mareado, hizo lo que pudo para que el anaquel no terminara por caerles encima. El sismo no demoró más de unos pocos minutos, al terminar una nube de polvo lo cubría todo en la habitación, una nueva grieta apareció en la pared y Aly se levantaba del piso sacudiéndose el polvo, con cara de fastidio y escupitajos.

-Es el segundo en esta semana.

-Ya ni se molestan en tocar la alarma. No valemos nada para los de arriba. Por ellos que nos caigan toda la bóveda encima. Sepultados no necesitamos alimento.- Refunfuño Ian sacudiéndose el polvo entre espasmos de tos.

-No digas eso. Nos necesitan. ¿quien si no nosotros alimentamos las maquinarias mientras ellos se divierten allá en los pisos superiores?- Resongo Aly sacudiéndose como un perro lanoso, la melena hirsuta y corta con la cabellera negra y corta que siempre mantenía recogida bajo un sucio turbante.

- No necesitan tantos, según ellos, sobran bocas y estómagos de holgazanes. -Logró articular Ian, tras sosegarse un poco.  Se sacudió el mismo el polvo de su cuerpo musculoso y de su rostro anguloso, como si fuera cortado en la roca, como sus ojos. Ian tenía la apariencia de un gran oso, eso como se veían en las imágenes de las ilustraciones, pero cuando se le conocía era muy afable. Aly le pasó una odre con lo último del líquido que le suministraban a modo de agua, Ian se lavó el rostro y  torció el gesto al pasarlo por la garganta, pero luego de un rato tuvo la calma suficiente para escupir un poco al suelo tras un gargarismo poco sutil.

-No te amargues Ian y cuida esa boca. Todas las paredes de estas celdas tienen oídos. Y con ese discurso cualquiera diría que eres el cabecilla del Sindicato. Ya sabes cuando están ofreciendo en las calles por su cabeza los de la Guardia de raíz.- Dijo más bajo para que nadie escuchara ni por asomo susurró Aly mirando a la puerta destartalada.

-Ya me gustaría tener la mitad de bolas de ese figurín- Prosiguió Ian-. Plantarle cara a esos perros pagados de los zanganos. Pues no lo van a atrapar tan fácilmente, eso si tenlo por seguro, es astuto como un zorro. Dicen que la última vez se les escabulló en las narices a los sarnosos esos.

-Ya, pero por su causa, ahora tenemos que soportar sus sucias narices patrullando por las calles y abusando de todo el que encuentren mal parado por el camino, este humillante toque de queda, ahora hacen que realmente esto parezca una prisión.

UUUUUUUUUUUUUUUIHH  UIIIIIIIHHHHOOO UUHHHH

La  charla se vio interrumpida por el sonido ronco de una sirena que se replicó en diferentes ángulos de la enorme caverna que era llamada la colmena. Luego empezó el discurso pregrabado de todos los días.

-" Saludamos a los felices habitantes del nivel 13 y les agradecemos se desplacen lo más pronto posible hacia su lugar de residencia, pues en quince minutos se dará fin a la jornada actual y para mayor seguridad de los miembros, la guardia de Raíz prestará sus servicios de orden y seguridad. Recuerden que todos somos miembros activos y respetuosos de las diez leyes, y entre todos aportamos para mantener viva nuestra comunidad. Todos somos parte de la cadena de vida en nuestra sociedad".

-Ian, mejor será que salgas de aquí antes de que te atrapen en medio del camino.

- Ven conmigo, a esta pocilga le salió una nueva grieta. Mra- Dijo Ian subrayando sus palabras al pasar los dedos por la rajadura que se había abierto en el techo de la celda donde habitaba Al en soledad, desde hace más de un año.- No creo que esta cáscara de huevo soporte un sismo más.

- Sabes que no puedo irme. Aquí están todas mis posesiones, el laboratorio, las posesiones del abuelo. Y lo poco que me puede llevar a entender, qué sucedió con él. No puedo abandonarlo todo y ya. Los recicladores llegarían en dos minutos, destrozarían todo y no dejarían ni una piedra sobre el piso mugriento.

-Aly, tu abuelo querría que no murieras sepultado cuidando de sus trastos viejos. Aquí no queda nada valioso. Ni para el más experto de los recicladores. Creelo, yo fui uno de ellos. La mayoría son objetos inservibles y estos frascos llenos de porquerías. Subrayó su argumento Ian sosteniendo un frasco a pocos centímetros del rostro de su amigo, el recipiente estaba lleno de un líquido verdoso donde flotaba un cultivo de hongos, como otros cientos que llenaban los anaqueles, con ejemplares en iguales condiciones de asquerosidad.

-Ya se va a acabar el tiempo Ian, vete.

-No señor, tú te vienes conmigo. Vamos a divertirnos un rato fuera de esta pocilga, te doy mi palabra de Saqueador, tu cuchitril, si no se ha desplomado, seguirá intacto para mañana.

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Primer capítulo de este nuevo desafío. Ojalá le saquen un rato, le pinchen la estrella si les gustó, y dejen sus comentarios. Estaré publicando semanalmente.

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