-Una apuesta entonces,- soltó Aly dándole un empujón a su amigo para tomar ventaja.- Él que llegue de último paga por las bebidas.- Y con ello saltó sin dudarlo un segundo por la ventana del cuarto del minúsculo piso hacia la calle. Tenía un cuerpo pequeño, flexible y ágil en comparación con el musculoso Ian que tardó un par de valiosos segundos en seguirlo.
La colmena era un conjunto de celdas excavadas en la roca viva de una caverna inmensa ubicada en el nivel inferior del sistema de Raíz. Todas abigarradas y amontonadas una encima de las otras, las galerías habían ido creciendo sin orden ni concierto conforme pasaron los años y la colonia de sobrevivientes perdía la esperanza y las memorias dejadas en la superficie. Sus descendientes lograron hacer de esa serie de túneles y celdas, un laberinto que parecía más que una ciudad, un enjambre abigarrado sólo discernible para los nativos, quienes habían olvidado y finalmente desconocido la luz de sol.
En ese mazo viviente se lanzó a la carrera el cuerpo de Al sin siquiera pensarlo saltaba de un tejado a otro, giraba en un recoveco y se deslizaba por las escaleras de un pasadizo, pues conocía los atajos en medio del Enjambre como si fuera las líneas de su mano. A pocos segundos el fornido Ian le seguía el paso jadeante, sin dejarse vencer aunque se le iba un pulmón en ello. El sonido de la sirena que dada cuenta del toque de queda era más acuciante, La gente se afanaba por llegar a su cubil, se chocaban entre todos, con gesto nervioso trotaban por las cada más desiertos pasajes en penumbra.
-¡Ey, tengan cuidado, Rufianes!- les gritó una mujer cuando casi la atropellan en la carrera, y le hicieron lanzar por los aires un balde llenó de excremento.
-Fíjate, hermano que te quemas- Gritó Al sin detenerse ni disculparse. Ya estaría diciendo sus últimas palabras si la mierda le caía a su compañero y llegaba a alcanzarlo.
-AGGHHH QUÉ ASCOOO- Alcanzó escuchar el rugido tras de sí y con una risa que intentó sofocar aceleró el paso.
-Si te atrapó antes de llegar, pequeña sabandija, te abrazaré hasta que quedes cubierto de heces como yo y te pintaré toda la cara con ello, ¡YA VERÁS ALY!!!
El aludido Aly decidió optar por el camino más rápido por su propia seguridad , rodó por entre un par de tiendas del mercado y salió a un pasaje angosto que daría según su memoria a un túnel de ventilación. El conducto era un riesgoso atajo, un tobogán bastante rústico casi en vertical que no solía ser muy seguro, pero si muy efectivo para alcanzar su meta en minutos, el Nido del Dragón, la gruta clandestina donde todo los inquietos rebeldes se recogían para evadir la ley. El sitio no era muy lujoso ni nada, solo un agujero medio derruido donde una anciana más ciega que un topo solía vender Brog, una bebida fermentada, cuya receta ninguno ha querido realmente conocer, pero arrolladora en sus efectos alcohólico- antidepresivos. Lo único negativo del brebaje aparte de su aspecto de fluido mocoso y su sabor amargo, era el seguro dolor de cabeza y nauseas que provocaba a sus aficionados; pero nadie hasta el momento había muerto por ello, o al menos no se había comprobado así que hacía allá se dirigían. Bueno si lograba evadir las manazas furibundas de Ian, que estaba dispuesto a cumplir con sus amenazas antes de caer de un síncope. Finalmente en la boca del túnel Al se lanzó al vertiginoso túnel con sus vueltas en la negrura con un grito de euforia.
- ¡Nos vemos en la meta Ian!! - El cuerpo ligero giró con un destreza entre los codos del túnel cerrándose sobre si mismo, para no rozarse contra la roca. Al no creía que Ian la siguiera por allí, no era amante de la adrenalina ni de la tubería. Al ver la luz del la salida se sintió triunfante, se giró y aprovecho el impulso de la inercia para dar una maniobra atlética que hubiera sido digna de una medalla en las Olimpiadas si aún existieran, bueno y si hubiera caído sobre sus dos pies como solía hacerlo. En lugar de ello se estrelló de manera poco decorosa contra una masa cubierta de metal que no solía estar puesto en ese lugar en los muchos de sus anteriores descensos exitosos.
¡PROMMP! Al no tuvo tiempo de racionalizar la caída por el dolor que se encendió como alarma tardía y la dejó echa un ovillo, apenas logró eludir de milagro el golpe secundario del corpulento choque de su compañero contra el metal, luego el suelo. Ian la había seguido por el conducto ¿Qué diantres había sucedido? Antes de lograr abrir los ojos. Escuchó una voz grave, deformada por un casco. El tipo de los que solían usar la guardia de Raiz, que le hizo temer la peor de las suertes para ellos.
-Pero miren que nos trajo la corriente, y yo que pensaba que nos íbamos a aburrir esta noche.- Repuso el hombre uniformado sin soltar la presa sobre el cuerpo menudo de ALY que se retorcía entre el dolor y la consciencia del peligro. Parece que tenemos una sabandija con la que divertirnos hoy. - Finalizó dandole un golpe seco en la cabeza con un tranquilizador de choque eléctrico.
-Nooooo, alyyyy fue lo último que escuchó antes de entrar en el vacío de la negrura.
ESTÁS LEYENDO
LA COLMENA
Science FictionEn un mundo postapocalíptico, una colonia de seres humanos ha sobrevivido a la debacle ambiental en las entrañas de un volcán activo durante cientos de años. Aly y su amigo Ian son dos jóvenes descendientes qué sobreviven a la miseria de vida en la...