Capítulo 13

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Estaba sentada en uno de los muebles de la pequeña sala de la cabaña, leyendo un libro que había traído conmigo. Chloe creo que estaba en la cocina preparando algo de cenar con Ginger, ellas eran las chefs, ya que si dependiera de mí comiéramos arroz quemado y deshidratado. Simplemente cocinar era algo que no se me daba del todo bien y Chloe lo sabía, por lo que decidió despacharme de la cocina.

Se sentía una tranquilidad en la casa con los chicos fuera de ella, ya que estaban buscando algo de leña para encender la chimenea y así calentar un poco la casa por la noche. Aunque la verdad, ya estaba anocheciendo.

- ¿No es algo tarde ya? –Dejé mi libro a un lado, luego de colocar el marca páginas donde me había quedado, y me dirigí hasta la cocina para preguntarle a las chicas.

- Si, ya está bastante oscuro afuera. Se han tardado mucho los chicos. –Habló mi rubia amiga, observando fuera de la casa por la pequeña ventanilla de la cocina.

Me sobresalté cuando oí que tocaban la puerta. –Deben ser ellos. –Dije y caminé hasta la entrada. Bajé la manilla de la puerta y no abría, era como si estuviera con llave. Arrugué el entrecejo en confusión. –Chloe, ¿tienes las llaves? –Grité.

- No. Deben estar pegadas en la puerta. –No estaban. Qué raro.

- Carter, ya ábrenos la puerta. –Escuché la voz de Logan del otro lado.

- Está cerrado. No puedo abrir. –Medio grité para que me escuchara. Observé los alrededores en busca de las míseras llaves, a ver si se habían caído o las habían puesto en la pequeña mesa de por ahí pero seguía sin encontrarlas. – ¿No tienen ustedes las llaves? –Pregunté.

- Nos estamos congelando, apúrate, Hall. –Esta vez era Jake quien hablaba.

- Salimos hace casi dos horas, ¿Por qué tocaría la puerta si tuviéramos las llaves? –Respondió Logan y tenía razón.

Me devolví a la cocina para decirle a las Chloe y Ginger que me ayudaran a buscar las llaves mientras oía como los chicos movían la puerta en un intento de abrirla. Sentí unos ruidos que venían como del techo y en cuestión de segundos, todo quedó a oscuras.

Escuché a Chloe chillar. –Carter, ¿dónde estás? Ven aquí. –Su voz se oía temblorosa. A veces podía ser muy miedosa. Busqué entre los bolsillos de mi pantalón mi teléfono y encendí la linterna. Chloe corrió a mi lado y se me colgó del brazo.

- Chicos. –Grité, esperando su respuesta.

- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué apagaron las luces? –Preguntó Ethan.

- Nosotras no hemos hecho nada. –Respondió Chloe, mirando a todos lados. Ginger se acercó a nuestro lado sin decir nada.

Comenzamos a escuchar ruidos que venían del techo y en ese momento empecé a sentir algo de miedo. Estábamos nosotras tres solas dentro de la casa, sin poder salir y los chicos sin poder entrar.

- ¿Qué son esos ruidos? –Habló Ginger en apenas un susurro.

- Chicas si esta es otra de sus bromas, no es nada graciosa. Déjennos entrar. –Le escuché a Jake decir.

Los ruidos comenzaron a hacerse más prominentes y parecía que había cosas cayéndose, como si cada vez estuvieran más cerca. Chloe me clavó sus uñas en el brazo pero estaba más pendiente de que el corazón no se me fuera a salir por la boca de lo rápido que latía. Eran demasiadas cosas a la vez: los chicos desde afuera, moviendo la puerta; el sonido de la brisa, pasando por la casa; el frío, que nos tenia los pelos de punta; los ruidos que venían de la planta superior; y ahora los chillidos de la escalera.

El mujeriego está bajo mi cama (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora