El amor puede ser compartido entre cuatro, mientras todos obtengan lo que desean, está bien.
Y los demonios están más que dispuestos a cooperar para que el ángel los ame a ellos y esté a su lado por la eternidad.
Hola, ya tenía una parte del capitulo pero decidí ponerle relleno, así que no se enfaden por la demora.
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El mozo cerró la habitación, y colocó el traje sobre el espaldar del sofá se quitó las prendas superiores, alterando levemente a Poe, que no podía dejar de mirar, el hecho de que esos músculos tuviera alguna que otra cicatriz, no evitó que se sintiera tentado a tocar, pero contuvo las ganas tratando de mirar a otro lado, avergonzado. Solo volvió a mirar al chico cuando escuchó la puerta abrirse nuevamente.
-¿Vienes?- Poe lo siguió sin preguntar, solo mirando delante de él a un chico que parecía completamente diferente. Un traje de fino corte color negro, chaleco rojo vino al igual que su moño, no tenía lentes, parecía un joven adinerado.
Al llegar a la barra, ambos se sentaron, el de ojos verdes pidió sake, Poe pidió Whisky, ambos empezaron a tomar.
-¿Cómo te llamas?- el de cabello negro dejó su vaso en la mesa.
-Llámame Hirai Taro- dijo mirándole de reojo con una sonrisa casi amistosa.-No necesito preguntar tu nombre, Poe-kun.
Poe supuso que era porque lo escuchó en esa habitación anteriormente, Poe siguió tomando sorbos, hasta que pidió otra copa y empezaron a hablar sobre libros, casos de asesinatos, a Poe le molestaba y le gustaba que Taro tuviera respuestas ingeniosas para todo, era como un genio, cuando se sintió casi adormecido, dijo en voz alta.
-No puede ser, mañana se cumple mi plazo y no tengo el material- ni borracho iba a decir que no averiguó el nombre de un ejecutivo.
-¿Escribes?- preguntó Taro interesado, apoyando su cabeza en una mano.
-Eh...si, quería saber más sobre cómo sobrellevar la gestión de un casino; pero parece que es tarde, voy a hospedarme aquí- estaba algo mareado, sin embargo...-Una bebida dulce, por favor.
-¿Estás bien?- Taro acercó su cara a la de Poe y tocó su frente, Poe se sonrojó un poco, dándose cuenta que casi podía sentir su aliento cerca de él.
El tal Taro notó esto y sonrió ladino, estaba aburrido...¿Porqué no probar algo nuevo esta noche? Estaba harto de estar con prostitutas que solo babeaban por su dinero, aún si solo recurría a ellas cuando el estrés se acumulaba, le resultaba realmente desagradable, Dazai y Fyodor tenían sus propios encuentros nocturnos, esporádicos al igual que él, al primero no le importaba acostarse con cualquiera solo para desahogarse o por diversión, el segundo tenía preferencias, buscaba exclusivamente personas pelirrojas, sin importar el género.
Prefirió ignorar su pensamiento mientras lo tomaba de la mano.
-Hay que ir a un lugar más cómodo, ¿Quieres ir a mi habitación? Hay dulces para ti- susurró en su oído, Poe algo mareado asintió, dejando que el otro tomara su mano y lo guiara en silencio y con un aire juguetón a sus aposentos. Un uniformado guardia hizo amago de seguirlos, pero el de ojos verdes le hizo una seña y el tipo se quedó allí, vigilando que nadie más los siguiera.
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