Citrus One-shots

🌟✨Una vez más🌟✨

"Yuzu, voy a casarme..."

Como si fuera una película, cientos y cientos de recuerdos que creía olvidados invadieron su mente después de escuchar esas palabras. Aquellas veces que hablaban hasta tarde, o reír a carcajadas por cualquier tontería después de la escuela. Recordó los pies descalzos caminando tranquilamente sobre la arena blanca, los colores rojizos del atardecer y sus manos entrelazadas mientras viajaban en autobús camino a casa después de aquel viaje de vacaciones. Recordó esos besos compartidos a escondidas cuando no había nadie alrededor y las palabras cariñosas dichas en susurros que tanta felicidad les traían...

Todas esas memorias que creía olvidadas llegaron tan rápidamente y sin previo aviso, que no se dió cuenta de que aún tenía el esmalte para uñas a medio destapar entre sus dedos hasta que cayó al suelo haciendo un desastre, y tampoco se percató de que aún sostenía aquella mano de piel suave en la que ahora podía notar con claridad un hermoso anillo de compromiso en el dedo anular.

Mei la miró a los ojos, quizás esperando alguna respuesta y Yuzu tuvo que forzar una sonrisa para restarle importancia a su nerviosa reacción.
No quería ser evidente, pero cuando se agachó a recoger el esmalte, sintió como las lágrimas se acumulaban poco a poco en sus ojos.
¿Qué era todo esto tan repentino? ¿Porqué Mei apareció de esa forma y le contaba todo aquello?

Todo su progreso de los últimos años desapareció cuando la vió entrar en el salón de belleza.
Ahí; cuando los bellos ojos violeta se fijaron en los suyos, supo nada bueno saldría de ese inesperado reencuentro.
La herida que nunca había cerrado del todo, ahora se había vuelto a abrir totalmente.

Estuvo tentada a evitarla, temía que de pronto quisiera hacer una escena trayendo cosas del pasado consigo, todas esas decisiones que se arrepintió de haber tomado y de las que Mei estaba en su derecho de reclamarle.
Debió dejar que alguna otra de las estilistas la atendiera, pero esta vez de una forma terca se negó a huir.
"Soy una adulta ahora" Se dijo a si misma. "Las dos lo somos", y con esa falsa convicción se acercó y la saludó amablemente, como si no hubieran pasado los años entre las dos.

Las dos mujeres hablaron con falsa cortesía y de cosas triviales unos pocos minutos,  hasta que sin previo aviso, la mujer de cabello negro y mirada seria soltó la noticia en medio de la conversación.

Con cuidado Yuzu recogió un poco el desastre que había provocado, y disuladamente limpió sus ojos con el antebrazo.
Todo aquella situación era una locura
¿Porqué lloraba? Mei al fin tenía una buena vida. ¿Qué eso no fue lo que siempre quiso?

Cuando se sentó de nuevo frente a la pelinegra, sus labios esbozaban una sonrisa que no aparentaba verdadera felicidad, y aunque se arrepintió de inmediato por lo que dijo a continuación, ya era muy tarde para borrarlo.

—Me alegro mucho por ti. —Dijo con amabilidad. Buscó otro de los esmaltes en su bolsa y tomó la mano de Mei otra vez para seguir con su trabajo.—Debes de estar muy feliz, ¿No? He de suponer que esta manicura es para ese día especial... ¿Hay alguna cosa en específico que quiera que haga?

Mei suspiró con resignación y escondió un mechón de cabello lacio tras su oreja.
Por su expresión se notaba que la respuesta de Yuzu a su noticia no era para nada lo que esperaba.

—¿Sólo eso dirás? —Preguntó la pelinegra en tono herido. Se mordió el labio con impaciencia y dejó un escapar un sollozo. Eso provocó algo en el interior de Yuzu que le hizo reaccionar y levantar la cabeza para mirarla fijamente a los ojos.

Sin apartar la mirada la una de la otra, Mei movió sus dedos intencionalmente, enredándolos con los de Yuzu, quien no pudo apartarse de ese dulce y familiar contacto por más que quería.
Con cada paso de los segundos su corazón se aceleró cada vez más con esos pequeños roces, y de nuevo su mente se llenó de aquellos recuerdos cuando estaban a solas en su habitación y Mei acariciaba de esa forma dulce su piel desnuda para luego decirle lo mucho que la quería.