Dom se ensimismaba en su soliloquio al pie de la cama en la que dormía su amante. La penumbra los cobijaba de la noche áspera y tormentosa.
Seguía observándolo de pie y con los ojos bien abiertos, asumiendo la totalidad de su figura y admirando los detalles por los que le parecía haberse enamorado de él; labios idealmente pequeños, barbilla partida encajando con la estructura de su rostro, su cabello desarreglado que le daba un toque sensual. Lo que podría llamarse un defecto era la perfección ante los ojos enamorados.
Para Dom, Matt poco a poco se convertía en la persona que con los años nunca pensó llamar "el amor de su vida". Ese tipo de amante apasionado estereotipo de las novelas más románticas. Totalmente alejado de la realidad. Y Dom del pasado no creía en los cuentos de hadas.La ficción tornaba a pesadilla cuando miraba aquel perchero en la esquina de la pieza. Ahí colocaban sus abrigos del diario.
Uno en específico. Un abrigo en específico vislumbraba con efecto negativo en su miraba y le provocaba mareos de solo contemplarlo.Era imposible que las palabras que le dijo Lía esa tarde en el café no resonaran en altavoz en su cabeza. Durante mucho tiempo se había dedicado a eludir toda actitud tóxica que involucrara la invasión de la privacidad contra su pareja. O eso había creído hasta ahora. El sudor deslizándose por sus sienes le delataba sus ganas de hacer lo contrario.
Se deslizo por la habitación en sigilo hasta llegar a la esquina donde yacía el perchero.
Con un impulso reprimido apunto de aflorar, metió la mano en el bolsillo del abrigo de Matt. Palpó con su tacto hasta sentir el objeto del que estaba seguro ser una total farsa, pero que en algún lugar de su mente deseaba con todo su corazón que no lo fuera. Esperaba sentir una envoltura con la que se guardan los dulces pequeños. A los pocos segundos palpó una papel parecido a un ticket de compras arrugado.
Su corazón se acelero y sus músculos se contrajeron. No quería caer de nueva cuenta en una crisis de pánico que le imposibilitara poner los pies sobre la tierra. Así que con un valor que casi le costó la estabilidad emocional, extrajo aquel papel del bolsillo.
Era una nota escrita con bolígrafo negro:
<<+44 9829323>> con un enorme beso marcado con labial rojo.
Se detuvo a mirar detenidamente a Matt. Ahora con unos ojos ensañados. Apretujaba la nota con su puño y a la vez se fijaba en la posición del móvil de este en la mesita de cama.
No se cuestiono dos veces para tomarlo sin su consentimiento y revisar su buzón de llamadas.
En el registro había dos llamadas vespertinas que coincidían con el número de la nota.Con un grito ahogado Dom retrocedió con un nudo en la garganta. La cabeza la daba vueltas y se sentía tan mareado como si estuviera por desplomar en cualquier instante.
Necesitaba aire y ahí adentro no lo había.Alejó el celular de su vista y continuó en reversa hasta topar de espaldas con la puerta. Finalmente tomó una bocanada de aire frío y escapó de la habitación que lo asfixiaba.
El mal clima no fue un impedimento para un corazón devastado.
Recorrió manzanas arrastrando los pies con una mirada vacía.No tardo mucho en dar con un callejón de la mala muerte, en el que se detuvo. Se presionaba el pecho exánime y precipitado.
No pudo contenerse más y se dejó ir de espalda contra un muro. Su cuerpo se deslizó hasta el asfalto mojado, donde se cubrió el rostro con ambas manos.Los truenos eran como el estrepitoso sonido de su corazón quebrándose, y las gotas de lluvia una cascada hecha de sus lágrimas.
Fue demasiado tarde para darse cuenta de lo enamorado que estaba, y lo dispuesto que fue para cambiar por amor.
Entonces todo se esclarecía. Ahora entendía el porqué de los comportamientos sospechosos y el carisma sobreactuado que Matt mantenía con sus fans femeninas.
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Map of the Collision |BELLDOM
FanficTERMINADO 21/03/21 Matt Bellamy, el talento infravalorado del condado de Devon, se ve envuelto en una serie de dificultades para llevar a cabo su plan maestro para asistir a la gran ciudad y ser contratado por una casa discográfica que financie sus...