Flores

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Los preparativos de la boda iban bien, pero lentos. Luego de dos meses de planeación, lo único que tenían listo era la decoración –cortinas y manteles –de la recepción.

Era una buena cosa que decidieran que la boda se llevaría a cabo en once meses más.

Pero aparte de eso, se sentía sublime. Hoy, Sasuke estaba fuera de su zona de confort y eso a ella le encantaba.

Con gripe, trasnochado y casi ningún o nulo conocimiento sobre flores, podía ver como resaltaba la incomodidad a flor de piel.

Ahora bien, se supone que era su futura esposa, que debía cuidarlo y hacerlo sentir bien, pero, por otro lado, esta era una oportunidad única en la vida, verlo de esta forma tan vulnerable era de esos sucesos que no debían desperdiciarse.

Pero su felicidad no era completa, sobre todo con Ishime e Ino en los alrededores. Si bien esta última y ella se habían divertido al dar sugerencias –nada bien intencionadas –a Sasuke, y que el mismo le diera dichas sugerencias a Ishime como propias solo para que fuera reprendido una y otra vez por la rubia mayor, todo terminó súbitamente cuando, ya cansada, Ishime le ordenó a Ino enseñarle cada una de las flores de la tienda Yamanaka y su significado.

Pero fue bueno mientras duró.

Al final se habían decidido por los tulipanes azules, que representaban la paz y calma entre los dos clanes, además del deseo de un amor perfecto entre ambos –Sorprendente que Sasuke fuera el que pensara en eso después de una rápida lectura de ese gran libro sobre flores- y gardenias blancas, simbolizando lo que sería un matrimonio armonioso entre ambos.

Aunque algo la hizo pensar que solo los escogió por la combinación con la decoración y simplemente supo utilizar sus mentiras.

Actualmente estaban en casa para comer, por obvias circunstancias obligó a Sasuke a acostarse mientras ella le preparaba una sopa, pero bien, él era tan terco que tuvo que negociar con él para lograr que dejara de hacer cosas.

Y por esa razón ahora estaba caminando hacia la habitación que compartían en tacones, vistiendo solamente bragas y un delantal.

—Aquí está la sopa —le dijo al momento que abría la puerta y se acercó a él, quien se descubría la cabeza y procedía a sentarse.

— ¿La preparaste como te dije? —Preguntó —Sabes que...

—No te gusta el cilantro, lo sé—respondió — También le saqué los huesos a la carne, le puse tomate, mucho, un poco de picante, algo de rábano y la hice completamente, nada de ramen instantáneo y sin pisca de Naruto —y no pudo evitar reírse ante la última petición que le había hecho.

—Perfecto —luego estornudó — ¿Qué esperas? —el pelinegro abrió la boca.

Rodó los ojos.

Sí, él quería que lo alimentara.

El muy maldito.

Pero, lo hizo... porque lo quería...algo así.

— ¿Podrías hacerlo un poco más rápido? Siento que moriré de hambre

—Esto sería más rápido si hicieras algo, querido

—Esto es parte del trato, yo me acuesto y tú haces lo que te pida el resto del día... querida —dijo con sorna.

Y no sabía cómo habían llegado a eso.

Después de terminar de alimentarlo, se dispuso a levantarse, pero la mano de Sasuke sosteniéndola del pelo levemente la hizo detenerse.

— ¿A dónde crees que vas? —preguntó.

La  boda de Sasuke UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora