La suave tonada de un vals que salía desde un pequeño estudio de baile ubicado en una de las calles más transitadas de Konoha, atraía la vista de curiosos a dicho edificio.
No era un secreto para algún habitante de la aldea que la pareja del ya titulado matrimonio más importante de la década se encontraba en ese lugar practicando y perfeccionando los pasos del que sería el primer baile del marido con su mujer.
Y mientras los desesperados rumores que se habían llegado a escuchar durante todo el tiempo desde que los planes de boda se habían desvelado, como embarazos o amenazas, se habían desmentido con el mismo tiempo, las razones del porque las practicas se habían extendido hasta no menos de un mes de la boda seguían siendo desconocidas para la población general, que no pensaban más que lo que buscaban era la perfección, solo había una respuesta a la pregunta que nadie había formulado...
Ellos no sabían bailar.
¿Y por qué no tomaba él ventaja de su derecho de sangre?
Bueno, después de sobrevivir y evitar la finalización del matrimonio que aún no empezaba, no le quedó más que, de hecho, acceder a la aberrante idea de que deberían de bailar no una, ni dos, mucho menos tres, sino un numero de bailes que se limitaría hasta el final de la boda, idea que había rechazado incluso antes de poner un anillo en el dedo de Hinata, y para empeorar las cosas también fue obligado a prometer que aprendería por esfuerzos propios, y aun dando su palabra fue castigado injustamente.
Izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, adelante, vuelta. Repetía una y otra vez en su mente, tratando de no mirar hacia sus pies descalzos –medida que habían tomado luego de pisarse incontables veces el uno al otro – y de que su mano posada en la espalda baja su prometida era colocada en su lugar cuando esta accidentalmente bajaba un poco más de lo necesario.
—El gato te echa de menos
Ella lo miró cansada, porque aparte de que no tenían un gato, él persistía en buscar una forma de que volviera a su hogar.
Sí, porque ella prácticamente lo había abandonado, había recogido una parte de su ropa y se había mudado con Ino, pues la rubia insistió luego de que "arruinara" por un par de centímetros el dichoso vestido de Hinata, e incluso después de que expresó su punto de que solo había mirado a futuro, ella, echa humo y lágrimas, había tomado el consejo de su amiga.
Y ahora, mientras ella estaba fresca como lechuga, incluso en su fea ropa deportiva de civil y un moño a medio hacer, él estaba ahí, con ojeras que podían competir contra las de Gaara, los músculos tensos, sin misiones porque Kakashi pensó que era buena idea relevarlo de sus actividades elite durante los últimos dos meses de antes de la boda y los dos meses próximos. Sin zapatos y siendo tratado como una persona sin importancia para su prometida, quien se limitaba a hablarle en monosílabos y ni siquiera le alababa cuando hacía bien lo único que hacía mal –bailar–.
¿De verdad se merecía esto por ser un pensador a futuro?
No, claro que no.
Así que la apretó contra su cuerpo decidido a besarla, porque aunque no lo admitiría en voz alta en ese momento extrañaba la sensación de sus labios, más sin embargo no evitó que ella bloqueara los puntos de chacra de sus brazos para poder liberarse de él, tal y como había estado haciendo desde los tres últimos días que había intentado la misma acción.
Realmente frustrante.
— ¡Mal! —Ambos salieron de su ensimismamiento para ver al coreógrafo –que sorpresivamente resultaba ser el mismo diseñador del vestido de Hinata –les gritó — ¡izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, adelante, izquierda, vuelta!
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La boda de Sasuke Uchiha
ФанфикCuando le dijo que sí, Hinata Hyuga no sabía que Sasuke Uchiha podía convertir una de las actividades más estresantes de la vida en la actividad absolutamente más estresante de SU vida. *Originalmente publicado en Fanfiction* *La imagen de portada (...