Recorría los pasillos del teatro, desesperada, la ópera resonaba en su cabeza, como un eco, una melodía infernal que provenía desde lo más profundo de la tierra.
Tenía que huir lejos... Lo más lejos posible.
No sabía con certeza de qué huía, pero su alma se retorcía en la desesperanza al sentirse descubierta ante lo que fuese que venía detrás de ella.
Su largo vestido blanco flameaba en una delicada danza, al compás de la triste melodía, una tela tras otra, mientras corría por ese laberinto, sin dirección, sin ayuda.
No puedes escapar.
Llegó hasta un camino sin salida. Por un instante miró a su persecutor, aquellos ojos furiosos. Ya estaba demasiado cerca.
Lo único que pudo hacer fue arrodillarse resignada a que el momento había llegado, cerró los ojos y se abrazó a sí misma suplicando misericordia.
Entonces acudió como un estruendo. El sonido de las cadenas invadieron todo el lugar acallando la melodía tenebrosa que rondaba su cabeza. Alzó la vista, creyó ver su rostro, pero no fue así, aunque sus ojos... esos jamás los olvidaría cuando tomó su mano y se puso de pie, convencida de que todos sus temores habían desaparecido.
Trató de acariciarle el rostro, en un intento por quitar la máscara que lo cubría, pero un calor la invadió completamente y pudo sentir el sabor de la sangre por su boca.
Miró sus ojos en ese instante, pero luego observó sus manos bañadas de un color carmesí y la sangre corriendo por las delicadas telas blancas que la cubrían, como un río eterno.
Se sentía tan real...
Comenzó a temblar, tuvo ganas de gritar pero no alcanzó a hacerlo, cuando sintió su cuerpo debilitarse y caía irremediablemente. Él la sostuvo con todas sus fuerzas. Sus manos se mancharon con la sangre.
Lo último que pudo escuchar antes de irse entre sus brazos fue su lamento...
***
-¡Ridley!
Fue lo primero que escuchó al abrir los ojos, eso y las risas de sus compañeros.
-¿Qué fue lo que pasó aquí anoche Ridley? -La profesora Christie la observaba con los brazos cruzados esperando una buena explicación de por qué había un desastre en la clínica.
-Yo... fue anoche, ¡El temblor! -dijo exaltada.
Las risas se escucharon en todo el pasillo, mientras que Kelly solamente podía ver a su amiga con lástima... Y un poco de vergüenza.
-¡Silencio! -Ordenó haciendo callar a todos los alumnos -¿Estás inventando otra excusa, Ridley?
Daisy estaba tan desconcertada -Sí, digo, no, señorita Tronch... ¡Christie! Señorita Christie -Sonríe nerviosa.
La profesora Christie pone las manos en la cintura -Ya ponte de pie y hablemos en la sala de atención...
En ese instante Daisy sintió que el corazón se le aceleró completamente al recordar a quién había dejado en la sala de atenciones y no hace más que correr para obstaculizar la entrada hacia aquella habitación -¡No! Mejor hablemos aquí o afuera.
-¿No me digas que escondes a alguien?
Kelly se había convencido de que su amiga estaba completamente mal -Daisy, házle caso.
Daisy negó con la cabeza completamente asustada -Es mejor que no entren ahí -dice desesperada -Los va a matar a todos, él viene de... -De pronto se tapa la boca ella misma ante la incoherencia que estaba a punto de decir.
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𝕰𝖑 𝕻𝖗í𝖓𝖈𝖎𝖕𝖊 𝖉𝖊 𝖑𝖆𝖘 𝕿𝖎𝖓𝖎𝖊𝖇𝖑𝖆𝖘 / [ REYLO AU ]
FantasyEl infierno es su legado La oscuridad su herencia Un demonio enamorado Perderá la prudencia. El amor es impredecible como el viento tiene dolor, tiene dulzura pero no podrá escapar lo hará perder la cordura. Tratarás de escapar y desatar estas caden...