¡A leer!

140 10 1
                                    

Conocí Barcelona de la mano de un niño de 10 años en el verano de 1945. Recorrimos juntos las ramblas al amanecer mientras sus farolas nos alumbraban envueltas entre la neblina, paseamos por lugares que yo jamás hubiera visto de no haber sido por él y nos adentramos en la búsqueda de un escritor misterioso que nos llevaría a un sin fin de aventuras divertidas y un tanto peligrosas.

Daniel siempre ha amado los libros, su padre solía decir que cada ejemplar tiene alma, el alma de quien lo escribió y el alma de quienes lo leyeron, vivieron y soñaron con él.  Es por ello que me llevó a conocer “El Cementerio de los Libros Olvidados” un lugar misterioso y secreto del que nadie puede saber y dónde se encuentran libros que ya nadie recuerda y esperan ansiosos la llegada de un par de manos que les devuelva la vida. El olor a polvo y papel viejo me hicieron recordar la importancia de conservarlos en original, pues hoy en día con tanta tecnología uno se pierde de las maravillas de tocarlos, hojearlos y olerlos al leerlos.

Daniel se dejo escoger por un encuadernado de piel color vino y letras doradas el cual cambiaría su vida por completo. Unas horas más tarde, después de adentrarse en sus palabras y sumergirse en un mundo de imágenes y sensaciones indescriptibles, comprendió las palabras que alguna vez había escuchado “pocas cosas marcan tanto a un lector como el primer libro que realmente se abre camino a su corazón.”

El título del libro y del autor eran totalmente desconocidos tanto para mí como para el padre de Daniel, por lo que acudimos con los más grandes expertos con la finalidad de poder encontrar otras de las maravillosas obras de este autor. Así conocí aquél viejo y encantador café de la calle Monstió “Els Quatre Gats”. Fue ahí donde conocimos a Barceló, quien a su vez nos presentaría a Clara, su sobrina y el primer amor de Daniel. Ella conocía un poco sobre la historia del misterioso autor y nos contó sobre otra de sus obras cuyo contenido fue lo que la hizo enamorarse de los libros. Sin embargo, por ser ciega, para ella era imposible conocer este maravilloso mundo sin ayuda, A partir de ese momento Daniel se convertiría en sus ojos.

Clara nos contó lo que ella sabía del autor, Julián Carax, que al parecer era de origen catalán, pero se había mudado a París. No se sabía lo que había pasado con él, pues unos le hacían muerto y otros pensaban que por negocios turbios había tenido que abandonar a su novia en el altar y regresar a Barcelona. Julián nunca vio la fama como escritor y sólo se le conocen un par de obras más, además de la que atesoraba Daniel.

Barceló nos contó que el ejemplar que Daniel conservaba era el único en el mundo, pues todos los demás habían sido quemados. Cual sería nuestra sorpresa que al pasar de los días, un hombre, con el rostro desfigurado por el fuego, amenazaría de muerte a Daniel si este no le entregaba el libro para ser quemado. 

Por suerte conocimos a quien después se convertiría en uno de nuestros mejores amigos y cómplices, una pieza esencial y ocurrente de esta gran aventura, el vagabundo Fermín, quien nos ayudó a polner a salvo el único ejemplar del misterioso Carax llevándolo al Cementerio de los libros Olvidados. Más tarde, Fermín también nos ayudaría incansablemente a buscar a Julián entre palizas, amenazas, misterios, amores y tragedias.

Esta aventura de Carlos Ruíz Zafón me acarició el alma con la sombra del viento. Página tras página fui capaz de sumergirme en aquél mundo donde bastan cinco minutos para enamorarte de cada personaje. Un libro que huele a magia y sin duda hará que tus ojos se enamoren de sus hojas.

Happy MoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora