Quédate.

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Theo estaba degustando un platillo hecho por Hestia acompañado por Hades, estaban descansando todos tras un arduo dia de entrenamiento, quizás y tras mucho tiempo sería el último.

Rhea se levantó de su asiento y aplaudió una vez para llamar la atención de sus hijos y del descendiente de Igneel.

Rhea: Han entrenado por mucho tiempo, se han esforzado al máximo para liberar sus dones, algunos más que otros tuvieron notorias dificultades. Pero verlos ahora conmigo y presenciar en lo que se han convertido, no puedo sentirme más orgullosa de ustedes.

Theo: Yo también, fue un placer haberlos entrenado, y es un honor llamarlos Hermanos... -levantó su vaso- Salud, y por un mañana mejor.

Todos levantaron sus copas y comenzaron a tomar el líquido. El festejo continuó un buen rato, Hestia estaba con la cara roja y expulsando ocasionales llamaradas de fuego por su ebriedad, Deméter estaba acostada en el suelo boca arriba murmurando algo que si no me equivoco, era "cereal", Hades sorprendentemente bailaba con Zeus y Poseidón bajo las risas de Hera y Afrodita.

Theo miraba tranquilamente sosteniendo su jarra, tantos momentos vividos, y posiblemente mañana todo terminará. Había hablado con sus discípulos y estaban preparados, solo esperaban su señal. El pelinegro se levantó, quería relajarse un poco dándose una ducha antes de dormir, sin embargo, no notó la mirada de una joven rubia que veia como se iba.

Pasado un rato, Theo estaba disfrutando del agua caliente, una pequeña caverna que encontró y decoró para poder tener una zona de relajación luego de entrenar. Estaba por hundirse en el agua para relajarse más cuando de repente sintió una presencia en medio del humo que se formaba por el agua caliente.

Un chapoteo se escuchó y vió como Hera se sentaba en sus piernas, estaba mojada y su cabello tapaba parte de su cara.

Theo: Hera... -fue silenciado debido a qur puso un dedo en sus labios-

Hera: Tranquilo Theo, quiero que esto sea bueno para los dos...

La sorpresa invadió a Theo pero en vez de apartarla continuó el beso.

Pasado un rato, Hera estaba sobre el pecho del pelinegro, estaban sudorosos y abrazados, era obvio que intimaron demasiado.

Hera: ¿Cómo estuvo? -preguntó avergonzada puesto que era su primera vez-

Theo: Se sintió muy bien -sonrió para después darle un beso- Te amo.

Hera: Y yo a ti... Y eso significa que eres solo mio... -puso un dedo en su pálido pecho- No quiero saber nada de otra mujer ¿Entendido?

Theo: ¡Si si si si! ¡Lo prometo! -gritó con miedo-

Ambos acabaron riendo y veían el cielo gracias al gran hoyo en el techo.

Theo: ¿Te preocupa algo cariño?

Hera: Tengo miedo Theo.

Theo: ¿Miedo? ¿De qué?

Hera: De que no nos volvamos a ver. Te amo y no quiero que esta sea nuestra última noche juntos.

Theo: Tranquila, no pasará... -la aferró más a el- Deberías apostar a que voy a morir.

Hera: ¡¿Qué?!

Theo: Si. Tienes mala suerte en las apuestas. Deberias apostar a que voy a morir, así te aseguras de que regresaré.

Hera: ¡Oh, no digas eso tonto! -gritó golpeandolo haciendo que se retuerza-

Ambos continuaron durmiendo abrazados mientras el Morfeo se apoderaba de sus fuerzas.

Continuará...

El descendiente del Titán y los Dioses Griegos (Saga 0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora