El descendiente del Titán y los Dioses Griegos (Saga 0)

Preparativos (Acto 2)

Hera golpeaba con fuerza las rocas, en sus ojos había un brillo muy particular y sus manos desprendian poder.

Poseidón y Zeus observaban el entrenamiento de su hermana, y por alguna razón la mirada del Dios del Trueno era diferente. Una mirada depredadora.

Rhea se acercó a los dioses y los llamó para una reunión. Los jóvenes acataron lo pedido y fueron a la sala donde Deméter, Hestia, Hades y Theo esperaban.

Rhea: Bien, los he reunido hoy porque tengo algo importante que decirles.

Hestia: ¿Sucede algo malo madre?

Rhea: No sabría sin considerarlo algo malo. Lo cierto, es que siento la energía de otro Dios, como la de ustedes.

Deméter: ¿Tenemos otro hermano?

Zeus: O hermana.

Rhea: Si. Siento su poder, aquí... -señaló una parte del océano del mapa-

Theo: Una isla... Claro, Crono se deja guiar por los mapas, más no conoce sus secretos.

Rhea: ¿Podrías ir hasta allá Theo?

Theo: No será un problema.

Hera: Iré contigo Theo.

Theo: No. Ahora que hemos liberado a nuestros nuevos aliados los Titanes están más alertas, solo podría llevarme a Hades pero debe quedarse a continuar su entrenamiento.

Hera: Oh, está bien -dijo algo desanimada-

Theo: Oye, tranquila... -se puso a su lado- Volveré.

Hera: Si -puso una linda sonrisa que ruborizó a Theo-

Theo: Ejem... -tosió falsamente- Debo partir, volveré y quizás con buenas noticias.

Hades: Asegúrate de regresar en una pieza.

Theo: ¿No hago eso siempre?

El pelinegro comenzó a desvanecerse en sombras y salió del refugio.

Pasado un rato, Theo en su forma de sombras aterrizó en una isla relativamente mediana, todo parecía desierto y la flora y fauna estaba muy calmada.

Sacando varias hojas del camino divisó como una especie de neblina rosa se esparcia por toda la isla, al inhalar sintió una fragancia abrumadora por lo que despidió algo de su poder para disiparlo.

Caminó adentrándose más en el bosque hasta que llegó a lo que parecía ser un templo, su sorpresa fue grata al ver a una mujer rubia y de un cuerpo de infarto sentada en un trono rodeado de mujeres.

???: Jum. ¿Quién eres tú? -preguntó la rubia-

Las mujeres se dieron la vuelta y algunas se sonrojaron al ver a Theo, sin su gabardina dejaba ver su abdomen esculpido y entrenado, y sus ojos con su cabello resultaba una combinación mortal.

El hijo de Igneel comenzó a acercarse y las hembras dejaban paso.

Theo: He venido a conocerte -se paró en frente- Saludos. ¿Cómo te llamas?

Afrodita: Afrodita... Mi nombre es Afrodita.

Theo: Es un placer conocerte Afrodita. Me llamo Theo, hijo de Igneel y Guerrero Oscuro.

Afrodita: ¿Guerrero Oscuro? Eres un descendiente de los Titanes.

Theo: ¿Cómo lo sabes?

Afrodita: Soy descendiente de Urano, padre de Crono. ¿Cómo están las cosas por allá?

Theo: Nada bien. Crono intentó matar a sus hijos y ahora ellos junto a mi persona comenzaron una guerra para evitar nuestro exterminio.

Afrodita: ¿Por qué tu? Se supone que Los Titanes son amigos.

Theo: El amor de una buena mujer hizo recapacitar a mi padre creo -se rascó la nuca con una sonrisa- Deberías ir conmigo, conocer a los demás y ayudarnos.

Afrodita: ¿Por qué debería?

Theo: Para no seguir escondiendote. Si es verdad lo que me has dicho, entonces cuando Crono se entere de tu existencia también irá detrás de ti, y créeme, no descansará hasta vernos a todos muertos.

Afrodita: Hmmmm... -puso una mano en su barbilla para pensarlo- Está bien guapo, iré contigo, pero primero debemos ver a Urano, quizás el pueda ayudarnos.

Theo: Siento su poder en el mar. Vamos.

Ambos comenzaron a caminar a la playa, Afrodita le dijo a sus ninfas que esperen a su regreso para seguido paso abrazar a Theo y pegarse a su pecho. El pelinegro se hizo humo junto a la rubia y ambos descendieron a lo más profundo del océano.

Entraron a una especie de cámara donde vieron a un anciano sentado en una especie de trono y en los alrededores bestias que resaltaban por su apariencia humanoide con cincuenta cabezas y cien brazos.

Theo: "Hecantóquiros" -pensó asombrado- "Siento un gran poder provenir del viejo, parece que no tardé en encontrarme contigo Urano"

Urano: Hija mia ¿Quién es el?

Afrodita: Padre... -hizo una reverencia- Te presento a Theo, pudo encontrar la isla y actualmente me ha traido noticias del exterior.

Urano: Interesante. Tú... -señala a Theo- Acercate y habla muchacho.

Theo: Urano, padre de Crono y padre de Los Titanes. Parece que la vida es caprichosa.

Urano: ¿Qué quieres decir con eso?

Theo: -levantó los brazos para señalar todo el lugar- Crono te expulsó a ti y a varios de tus hijos a este confín de la tierra, y ahora, tus nietos están planeando derrocarlo. Asumo que no lo quieres de compañero.

Urano: Asi que mis nietos peleando con mi hijo. ¿Qué haces tu aquí?

Theo: Conseguir ayuda, y no lo puedo negar, curiosidad por el origen de Afrodita. Pero eso no es importante, puedo sacarlos de aquí, ayudarles a vengarse de Crono.

Urano: Asumo que tienes un precio. No puede ser así de fácil.

Theo: Tienes razón. El principio del fin está muy cerca, hemos conseguido el apoyo de Los Cíclopes, con tus hijos y tu mismo podemos superar al Titán Loco.

Urano: Jum... -cerró los ojos para pensarlo- Mis hijos te ayudarán, más yo no puedo.

Theo: ¿Por qué?

Urano: Mi cuerpo está deteriorado gracias a mi vástago que se aseguró de lastimarme muy bien antes de encerrarme. Además, aunque odie a Crono, tampoco considero que ustedes deban gobernar en su lugar.

Theo: Gracias por el voto de confianza, nada de celos por tus nietos -dijo sarcasticamente rodando los ojos ganándose una risita de Afrodita- Como quieras viejo, me aseguraré de cerrar todo. Vamonos niños grandes.

Las bestias se pusieron junto a Theo mientras este abría un portal, para su sopresa Afrodita se puso a su lado.

Theo: Al final irás eh.

Afrodita: No me iba a quedar aqui viendo como se llevan toda la diversión.

Urano: Me divertiré observando la pelea hijo de Igneel, y cuida a mi hija.

Theo: Tu tranquilo, creo que puede defenderse sola.

Theo, Afrodita y los humanoides desaparecieron en el vortice mientras Urano suspiraba y cerraba los ojos mientras seguia sentado en su trono.

Continuará...