Capitulo 2

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"¿Reencuentro o castigo?"


- Enfermera, ¿como se encuentra la paciente del piso numero 2? -mi curiosidad se a incrementado de una forma elevada. Solo quiero saber como esta ella.
- Se encuentra estable por el momento doctor. En un momento la llevaran a un cuarto y podrán darle de comer algo.
- Avíseme cuando le entreguen la comida, quiero entregársela yo personalmente.

No podía creerlo, que algún día vería a mi Angely así, en una cama de hospital, lastimada, lesionada, al borde de la muerte y todo por tratar de vivir como si fuera el ultimo segundo; esta vez se lo tomo muy en serio. Este tiempo sin ella entendí varias cosas, por ejemplo no se por que la deje ir ese día, jure cuidarla y hacerla feliz y gozar cada micro segundo de la vida.
En fin, esta vez me la llevare a pesar de que este enfadada y enojada conmigo, ahora ella sera mi pequeña, mi niña la cual cuidare con todo mi corazón y mi ser; pero, aun no se cual sera su reacción al verme. Solo espero poder regresarle esa felicidad.

- Doctor, me informaron que usted entregaría la comida a la paciente 14 del piso 2 ¿Correcto?.
- Así es, dígame ¿que comerá?
- Jugo de naranja y verduras al vapor junto a una gelatina como postre. -saludable pero no es suficiente para ella.  - Muy bien, ahora enfermera, consígame una rebanada de pastel de chocolate con almendras.
- Esta bien doctor, ¿la paciente puede ingerirlo?
- Si, revise sus estudios y un poco de dulce no le hará daño.
- Muy bien doctor, regreso en un par de minutos.

Cuando ella estaba triste, lo que le hacia feliz era una lluvia de abrazos de mi parte, muchos besos y una muy buena rebanada de pastel de chocolate para calmarla. Mi lado cursi solo ella lo conoce.
Verla dormir en mi pecho, era una de las razones por las que añoraba las noches después de una semana encerrado en el horroroso hospital, donde deseaba que no tuviera fin ese encantador momento. En lo mas profundo de mi corazón deseo que noches así se vuelvan a repetir y se vuelvan interminables para ambos.

Espero unos cuantos minutos con demasiada impaciencia. Aun estoy conmocionado.

- Doctor, aquí tiene la rebanada, fui a una pastelería donde preparan unos de los mejores pasteles.
- Gracias, te lo agradezco.

Llego el momento de volver a verla, algo dentro de mi dice que me dolerá verla en la forma en la que se encuentra en este momento, pero ahora seré mas valiente que antes y lo arriesgare todo por ella. Voy caminando hacia el ascensor dirigiéndome al segundo piso, donde comienza el olor a alcohol y yeso acompañado de losar tan. En verdad estoy muy nervioso pero también estoy ansioso, Llamo a la puerta, algo que no acostumbro a hacer en mis momentos de trabajo. Mi emoción aumenta al escuchar esa dulce pero lastimada voz la cual parece que ha llorado de dolor mucho tiempo.

- ¿Se puede?
- ¿Quien es?
- Alguien que te esperara toda la vida y no a dejado de buscarte desde el momento en que partiste de mi lado.
- Te estas equivocando conmigo, nadie me conoce. - menciona sin reconocer quien soy, lo cual me pone un poco triste que no me recuerde.
- Pero en México te conocen muchas personas.
Muestra de repente un silencio profundo en el cual deseo irrumpir ya que no me gusta el silencio.

No lo dude y entre a la habitación junto con la charola de comida y su rebanada de pastel.

- hola amor

encuentro su mirada algo impactada y perpleja al saber que era yo el doctor quien la estará atendiendo en este hospital y el cual le ha brindado el apoyo aquí.

- ¿Como te enteraste que estaría en Canadá? y ¿como diste conmigo?. Deseo que otro doctor que no seas tu me atienda. 

Se que esta furiosa conmigo, me ha de odiar lo suficiente en estos años que pasaron sin vernos, yo me hice mas fuerte; pero ella se hizo mas fría, cruel, incomprensible.

- Te hice una pregunta y exijo que me la respondas en este momento. -su gento de frustración lo reflejaba todo, no esta gustosa de verme aquí. Pero, desafortunadamente no puedo cumplirle su deseo.

Tomo un poco de aire antes de contar toda mi travesía hacia este país extraño para mi.   


- Muy bien. Una vez, me contaste que siempre deseabas viajar a Canadá para poder estar en la calle de los libros. De hecho me entere que publicaste un libro aquí en cuanto llegaste a Toronto el cual obtuvo un gran éxito y en verdad te felicito por ello. Cambiaste tu nombre para pasar desapercibida por este país y evitar que te reconocieran, tu celular no contenía ningún contacto lo cual aun no entiendo el porque, tu familia me pidió buscarte para saber de ti ya que el día que tomaste la decisión de venir aquí; tus padres me dijeron que no sabían a donde te pudiste ir. Me esforcé para poder estar aquí y encontrarte y volver a estar contigo; trabajo en este hospital pensando que podría ejercer aquí mi carrera y después de tanto tiempo llaman reportando un choque automovilístico en una pista de carreras clandestina. No debo retarte demasiado, cumpliste una de aquellas cosas que me contaste "poner tu sed de adrenalina en una pista a altas velocidades para que yo pudiera valorarte". Lo único que necesito es que vuelvas conmigo, vivir a tu lado, estar juntos como siempre lo soñamos.

Su mirada era fría, desolada, como si la inundada una gran tristeza. Tomo aire para poder responderme de una forma clara.

- Se que hice mal al irme en la noche sin avisar a nadie, de hecho fue lo mas doloroso que hice en mi vida, el irme de tu lado. Pero sentí que ya no te importaba, me enfurecí contigo y sin saber porque, durante mi vuelo hacia Canadá, me arrepentía de irme sin decirte pero siempre recordaba tu desconfianza para que me doliera menos. Con mis ahorros compre un departamento ostentoso el cual me podría quedar en lo que era el evento que mas había esperado " La calle de libros". Después de ese evento y plantear mi estadía aquí en lo que se vencía mi vigencia aquí en Canadá, puse manos a la obra y escribí un libro, basándome en nosotros. Y gracias, de verdad tuvo un gran éxito, utilice mi dinero para obtener un automóvil veloz para llevar mis emociones a otro nivel, sentirme viva y tratar de volver a ser yo. Arriba de el me sentía libre pero vacía al mismo tiempo. Por que me faltabas tu, tu y solo tu. Corría sin frenos, ganando carrera tras carrera y por llegar a mis limites, pues, vine a dar aquí, llorando de dolor, no corporal, si no emocional. Estar en este país es algo hermoso para mi. Pero me sentía de verdad demasiado sola; mi rutina era despertar, darme una ducha, desayunar, ir a la editorial, revisar mi agenda, ir a varias librerías de Canadá a firmar libros, comer, llegar a mi apartamento y dormir o hacer el intento de.

No podía creer todo lo que ella paso, en serio no sabía cómo pero es muy fuerte.

Nos encontramos en un silencio profundo en el cual su mirada estaba hacia abajo, mi niña, mi gran tesoro estaba guardando sus sentimientos, perdió la alegría y perdió la confianza completamente en mi.

Decía que nunca perdería a mi vida de vista y por hacerlo, henos aquí. 

- Como tu médico te recomiendo que comas. Quiero verte mejor. Y te traje algo pequeño pero dulce; tu pastel de chocolate favorito.

Al verlo, levanto un poco su mirada la cual me volvió a mostrar aquellos ojos café de los que me enamore hace 7 años. Pero estos ojos ahora habían perdido la esperanza de volver a brillar.

¡Dios, ¿Por qué permitirte esto?!

Ella no lo merecía, yo tenía que haber vivido esto.

Pero, por algo la encontré y está vez volveremos a estar juntos, mi amor será algo que la protegerá siempre, pero ahora debo de actuar profesionalmente y cuidarla según mis protocolos como médico.
- Aquí te dejo la charola, el jugo de naranja y verduras. Te harán muy bien.
- Gracias
- Por los gastos no te preocupes, yo me empezaré a hacer cargo de ti.

Está idea creo no le agrado, por lo cual me respondió de forma fría.
- No
- Pero ¿Por qué?
- Aún tengo ganancias de la venta de mi libro, me seguiré sosteniendo con eso.

El recuperarla será más difícil de lo que esperaba pero no me rendiré. Lo hice en el pasado pero esta vez quiero que sea diferente.

La Era De La AgoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora