Veo como torpemente intenta levantarse y comienza a observar todo a su alrededor. Lo que daría por saber que es lo que esta pensando en estos momentos.
-Disculpa, acabo de preguntarte que estoy haciendo aquí.- miro un gesto de molestia, enojo incluso euforia al repetirme la pregunto. En estos momentos no se que responder, no me prepararon para hablar con un familiar en el hospital en mis años de carrera; es triste y molesto a la vez.
-Perdón, estas aquí gracias a un milagro.- respondo mientras me acerco a la camilla para observarla un poco mas.
-No deseaba ser salvada por ti - no entiendo por que se atreve a decir eso. No parara de herirme ni un instante.
-No te salve yo, yo recibí la noticia de que uno de mis pacientes consumió antidepresivos fuertes para su organismo. Yo no te opere, ya sabes, mi ética me prohíbe atender a familiares.
-Yo no soy ni fui parte de tu familia.- Ella ama destruirme con cada palabra que sale de su boca, no se a donde quiere llegar con hacerme sentir mas peor de lo que ya soy por verla recostada en este lugar. Se que esto es un castigo mutuo donde con nuestras propias acciones nos lastimamos y ninguno se logro escapara de esta treta o jugarreta elaborada por el destino.
En estos momentos tengo lagrimas que aun no quieren salir, debo de ser fuerte ante ella, una vez mas me reitero de que sera muy difícil esto pero al menos se que en unos días podre hacerme cargo de ella. No me da satisfacción pero tengo un plan.
-Angely, yo se que aun estas ahí en algún rincón de tu subconsciente llorando por no poder salir, levantarte de esa cama y volver a ser tu. Amor, recuerda todo lo que vivimos en México. La vez que me senté junto a ti en el primer día de bachillerato donde me enamore perdidamente de ti.
-El salón entero hablaba mal de mi por mis gustos. No tenia yo amigos. Solo tu hiciste que esa etapa no fuera tan horrible para mi y si vienes a reprocharme eso porque nunca te lo agradecí; pues gracias por no dejarme. ¿Feliz?
Aun no creo que esta sea la persona de la que me enamore, que esa tierna y dulce mirada jamas desaparecería, o al menos no para mi; tal vez me faltaba conocer ese lado mas oscuro de ella. Ese lado por donde ni el sol brilla porque no alcanza a cubrirlo por completo. Pero ella tiene que regresar a lo que era... La chica amante de los libros que se la pasaba hora y media en la biblioteca leyendo sinopsis de novelas románticas o aquella que le encantaba que la llevara a leer libros con el pretexto de que le encantaba mi voz. Tendré que traerla de vuelta.
-Me haría feliz volver a verte sonreír- me mantengo firme y seguro mientras me levanto de su camilla y comienzo a recorrer el cuarto de un lado a otro.
-Pues no se como me aras feliz para sacar esa sonrisa, ya que medio mundo editorial me considera una escritora seria y con demasiado talento en lo que hago.- Solo has escrito una novela, después ya no has vuelto a escribir. Lo ley en los periódicos y en cada revista que salias; si eres demasiado seria y fría todo Toronto lo sabe, pero lo que me inquieta es saber el porque cambiaste tan repentinamente. No solo me dejaste a mi, también a tu propia familia. -me detengo enfrente de ella esperando a que gesticule alguna palabra o reacción, pero solo me observa.
-A todas las personas amables se les identifica por ser fácil de manipular, yo no quería ser un blanco para nadie, si, abandone a mi familia pero ellos primero me abandonaron. Jamas creyeron en mi, solo mencionaban que debía poner mis pensamientos en la tierra y no en la luna. -mira hacia la ventana. -Vine a Toronto con la esperanza de no ser encontrada, llegue a un acuerdo con mi agente para que los periodistas no me persiguieran; mi seudonombre se convirtió en mi nombre. Ángel Hernández, cambie mi persona pero aun no era suficiente para mi. Deseaba estar arriba de un auto o tal vez una motocicleta; deje por un tiempo la escritura y con las regalías de mis libros y las ganancias logre obtener un auto para participar en las carreras. Un mundo donde me respetaban pero no por el hecho de ser mujer, sino porque soy demasiado buena en la pista. Me gane el respeto de todos en esa pista por ser yo. Llegue a ser la mano derecha del jefe, un puesto que todo el mundo deseaba tener pero lo mas raro fue que lo obtuve yo. Mi ambición creció, creció y decidí hacer algo que nadie nunca se había atrevido hacer: Me enfrente al jefe, Ernesto me advirtió que cualquiera que se enfrenta al jefe jamas vuelve a la carrera o a retarlo por segunda vez. En fin lo hice, lo rete. Todo estaba yendo a mi favor, estuve a punto de ganar pero me golpeo por la parte de atrás y choque contra un árbol que se encontraba cerca de ahí. Estuve a unos metros de ganar y en segundos estuve boca abajo sangrando a punto de desmayarme perdiéndolo todo. Pero al despertar te vi a ti, a la persona que jamas creí volver a ver, la persona en la que mas confié y creyó que lo traicione.
-Tu nunca cambiaras Angely. -respondo con una sonrisa. Ya que no es el momento para decirle que sus acciones fueron malas, y lo principal es que deseo ganármela de nuevo. Es increíble que se alejo para obtener esto, no es una novedad para mi. Ella ama tanto los riesgos como yo a ella.
-¿Esto es para mi?. -pregunta dirigiendo su mirada hacia el pastel de chocolate. Valla, creí que jamas me preguntaría.
-Si, es para ti. Aunque el anterior no lo comiste. -le hablo con tono irónico.
-No lo comí porque no me gusta comer cosas dulces después de estar enojada.
.Esta bien Angely. ¿Te puedo hacer dos preguntas?, bueno ya hice una.
-Te queda una por hacer.
-Bien. ¿Porque querías suicidarte?
Mi pregunta creo la acelere y la integre en un momento inadecuado. Pero de verdad me intriga saberlo.
-No lo se, esta vez no logre controlarme como casi siempre. Llevo antidepresivos desde que acepte que tenia un problema de autoestima y depresión, ya que, a pesar de tenerlo todo después de que te deje, me empece a odiar y me echaba la culpa por todo a mi alrededor.
Mi pobre ángel estaba cayendo en lagrimas mientras me designaba su respuesta, trato de acercarme a ella para poder abrazarla pero termina evadiéndome pero aun así la llevare conmigo. No la dejare.
-Necesito que termines tu desayuno Angely, para que puedas recuperarte pronto y podamos irnos de aquí. -replico mientras le acerco su desayuno hacia la camilla.
-Gracias.
-Tengo que revisar los resultados de tus estudios. Buen provecho.
-Gracias de nuevo. Pero aun sigo dudando de ti.
Salgo de la habitación cuando de repente llega un joven agitado como si estuviera escapando de algo o alguien. Me da mala espina.
-Disculpe joven ¿a quien buscaba?
-Perdone pero la enfermera me dijo que la paciente Ángel Hernández se encontraba en este hospital y quería saber como estaba.
Esto es interesante y algo incomodo para mi, ya que creí que mi ángel solo la conocía yo.
-¿Como te llamas? -me dirijo hacia el con formalidad.
-Disculpe, me llamo Ernesto. Soy amigo de ella.
- Ah, de hecho me acaba de hablar sobre ti. -me observa con un asombro el cual no logro comprender.
-¿Esta ella aquí?
-Si, pero esta desayunando en este momento. Así que te recomiendo que te retires y regreses después. -hago resaltar un tono de molestia y trato de desempolvar mi lado posesivo hacia ella.
-No te preocupes, prefiero verla ahora mismo y como su doctor debes de saber que las visitas levantan el autoestima del paciente. -menciona mientras me giña el ojo, este tipo esta loco pero no tengo opción.
Apenas lo estoy conociendo y ya me cae mal. Pero tiene en parte razón. Y lo que necesito es que se recupere y estar a su lado.
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La Era De La Agonía
Teen FictionLa novela del Egoísmo Dolor, tristeza, sufrimiento, "Agonía". Son aquellas emociones que llegue a sentir por no saber que rumbo elegir. Creí que en mi vida lo tenia todo con tan solo tenerla a ella junto a mi; la vida es una montaña rusa, todos po...