Me quedé viendolo impresionada por 2 cosas, su inteligencia (ya que cualquier persona normal no podría adivinar un código tan solo escuchando sonidos inentendibles) y su belleza, un chico así era algo raro de ver, creo. Estoy segura de que él le ganaría a cualquier modelo de ropa interior.
Veo de nuevo hacia adelante y veo al chico, quién tiene una mueca de confusión en la cara. Sacudo mi cabeza alejando todos mis pensamientos, y paso disimuladamente mi brazo por mi boca, para ver si habia babeado o algo por el estilo.
- Eh, cómo sabes lo del código? - Digo bajando un poco la voz. No es como si fuera el código de la caja fuerte del presidente, o algo así. Pero no me gustaría que alguien además del chico y yo sepa del código.
- Escuela de verano. - Responde con tanta normalidad que hasta a mi me sorprende que no se de cuenta de que en el verano no se debería estudiar.
- Oh, eso es genial. - Respondo desviando mi vista de él.
- Lo se - Hace una pausa - Eres nueva?
- Sí.
- Bienvenida al mundo del conocimiento y sabiduría, la pasarás bien aquí. - No soy muy inteligente, pero hasta donde se eso no fue sarcasmo. Este chico es algo raro.
Veo que se dirige hacia mi y se sienta en el asiento que está al lado del mío. Miro hacia adelante y veo el reloj que está encima del pizarrón. Faltan unos minutos para que el receso acabe. Giro la cabeza y me encuentro al chico rubio mirandome con curiosidad. Se acerca mucho a mi cara y me estremezco. Luego se aleja.
- Hueles a vainilla y coco.
- ¿Perdón? - Alzo una ceja. ¿Pero que mosco le picó?
- Te perdono por no saberlo. Por cierto porqué estabas viendo un vídeo de una caja fuerte o algo así? - Lo veo de reojo fruncir la entreceja.
Que guapo se ve haciendo eso...No! Concentrate Madison!
- No es de tu incumbencia.
Siento que después de que me ayudó, estoy siendo grosera. No importa si la contraseña está mal o bien.. tampoco importa si es raro o normal, me porté mal.
- Soy Kaitlyn - Dije pasando mi mano y el la estrecha sonriendo.
-Jayden - se presenta.
Tuvimos un momento incómodo, pero la campana nos salvó. Y en ese momento recorde que por fin tenía la contraseña de la biblioteca.
(...)
La otra clase la pasé normalmente. Me senté con Alessa y descubrí que tenemos varias cosas en común. Nos gustan los mismos tipos de música, comida y chicos. Me dijo que gusta de alguien pero todavía no se atreve a decirme.
Salí del colegio donde Eugene me esperaba con otro tipo de auto, esta vez rojo. Me senté en el asiento de atrás, para poder evitar mirar al mayordomo y esquivar cualquier pregunta.
- Como estuvo tu primer día? - Pregunta Eugene arrancando el motor.
- Aburrido.
Se quedó callado,lo que agradezco. Pisó el acelerador para poder ir a casa. Habían personas caminando con sus hijos o con perros. El paisaje era realmente bello, había mucho verde y las casas eran pintorescas y grandes. Pero todo eso se arruinó cuando nos adentramos al oscuro bosque.
Seguía igual que siempre, pero seguía teniendole miedo, y lo de caer en el pozo no ayudó mucho.
El auto se movía hacia arriba y hacia abajo, pisando piedras y rompiendo ramas. Las ardillas corrían del auto y se escondían en los árboles; me sorprendía ver cuantos animales hay. Cerré mis ojos al ver el sol de vuelta. Los abrí poco a poco para ver que ya habíamos llegado a la mansión.