Estaba cansado y confundido, quizás por eso el camino a palacio se le antojó más largo que nunca. Los brebajes que el Doctor le había preparado parecían hacer efecto y notaba el costado adormecido. Probablemente debido al anestésico, sus movimientos eran lentos y pesados y su mente funcionaba a duras penas. Intentó concentrarse en eso, en ejercitar su cerebro para mantenerse despierto, ya que tenía la sensación constante de que estaba a punto de desplomarse.
>> Tras desmayarse en el campo de juegos, había despertado en su pequeño dormitorio de la posada. El Doctor Regus y su padre estaban observándole.
- ¿Cómo te encuentras, hijo?- Le preguntó el rey a penas abrió los ojos.
- Majestad, no le avasalle, ha perdido mucha sangre, le conviene descansar.- Lo tranquilizó el Doctor.
- ¿Puedes oírme muchacho?- Los ojos del rey parecían ansiosos mientras David no era capaz de articular palabra. Con mucha dificultad, el muchacho giró la cabeza hacia una pequeña palancana con agua, situada debajo de la ventana. El rey acompañó el gesto desviando la mirada hacia el lugar donde su hijo señalaba.- ¡Agua! Regus, acércale un vaso de agua.- El Doctor asintió y le ofreció al joven un poco de agua. David hizo acopio de fuerzas para intentar tragar, pero los músculos de su garganta parecían no responderle, con lo que se atragantó en el primer sorbo.- ¡Para, para! Vas a hacer que se ahogue.
- Mi señor, las hierbas que le he administrado tienen un fuerte poder, quizás sea mejor que le mojemos los labios con unos trapos.- Sugirió el Doctor.
- De acuerdo, hazlo.- El rey se mostraba ansioso.- Hijo, no se si puedes oírme, pero estoy muy orgulloso de ti. ¡Menuda justa! No se ha visto nada igual en Miradoth.
David intentaba recordar qué había pasado. Imágenes rápidas y poco nítidas de la pelea comenzaron a abrumarle y, entre todas ellas, Lier. Cuando intentó incorporarse, su costado se resintió. Notó como la carne trataba de estirarse, sujetada por finos hilos que tiraban de ella, haciendo que se retorciera de dolor.
- No, Su Alteza, no os mováis.- Señaló el Doctor.- He tenido que coseros todo el costado y podría saltarse algún punto. Tenéis que descansar. Al parecer la costilla no rasgó nada al salir, pero desconozco su posición actual, podría estar cerca de algún órgano importante y desgarrarlo. De ser así podríais sufrir una hemorragia interna y morir. - El señor Regus empujó con delicadeza a David contra la cama. Los párpados le pesaban y aunque intentó mantenerse despierto, se volvió a sumir en la inconsciencia.
Unas horas más tarde, cuando despertó, se percató de que la noche ya había caído. Creyó estar solo porque, en esta ocasión, nadie se había lanzado sobre él a hacerle preguntas. Sin embargo, tras inspeccionar la estancia reconoció dos figuras en su interior. Una era la inconfundible silueta del buen Doctor, la otra le costó más reconocerla. Tuvo que forzar la vista para poder enfocar sobre aquel pequeño manchurrón azul. Al percibir el color, el corazón de David dio un vuelco, Lier había ido a verle. Pero tras unos instantes, la mancha fue tomando forma y reconoció a Vesi tras ella. La joven estaba sentada muy erguida y miraba distraída por la pequeña ventana mientras canturreaba algo ininteligible. A su lado, el Doctor repasaba sus notas en un pequeño papiro y revisaba los frascos de su maletín. Un pequeño ruido se escapó del pecho de David, lo que llamó la atención de sus acompañantes.
- Veo que por fin te dignas a reunirte con nosotros.- Sonrío Vesi desde la silla.- ¿Cómo te encuentras?
- Como si me hubieran roto dos veces una costilla, creo.- Intentó bromear David.
- Bien, menos mal, porque eso es justo lo que ha sucedido, me preocuparía si te sintieses de alguna otra forma.- La muchacha se levantó y se sentó en el borde de la cama. El movimiento del colchón al ceder bajo el peso del Vesi, hizo a David estremecerse.- Uy, lo siento. ¿Te he hecho daño?
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Celesthöll | La llave de los mundos
FantasyLier se despierta sin memoria y en un mundo totalmente desconocido y en guerra. Mientras intenta averiguar quién es vive como refugiada del Rey Fimer de Miradoth. Su vida cambia el día que conoce a David, un joven soldado que resulta ser la llave qu...