Día 1:
Damien da vueltas en la cama como borrego en el asador, tiene tanto en qué pensar que le es muy difícil dormir, sobre todo porque esas personas desconocidas fueron una vez y podrían regresar, tal vez sería bueno que acudan cuanto antes con la tía Susy por un tiempo, en lo que se tranquiliza su abuela Lola, se ha dado cuenta que no se ve tan angustiada, pero a veces las personas no muestran su dolor hasta un tiempo después, pero también, no puede dormir con la intriga de pensar que tendrán que dejar todas sus pertenencias ahí solas, además el abuelo dejó tantas cosas guardadas que sería difícil transportarlas, también tendría que alejarse de Rosalía y eso lo pone bastante incómodo, no sabe cómo lidiar con el hecho de no verla por muchos días, por el momento dejará que el tiempo lo decida.
Mientras trata de dormir, Damien escucha a lo lejos a alguien hablando, escucha murmullos, como si hablaran algo sin decir nada a la vez, le resulta muy molesto, difícil dejarlo pasar, entonces Damien se sienta en la orilla de la cama y sigue escuchando lo mismo, voltea para todos lados sin encontrar qué podrá ser, así que se asoma por la ventana de su cuarto, en la calle hay varias lámparas que mantienen muy iluminada la calle, volteó a ver la casa de Rosalía y pudo apreciarla parada justo debajo de un poste con luz, también empezó a escuchar claramente lo que dice:
— ¡Kary, baja de ahí!, ¡sé que estás ahí arriba!
Le habla a su hermanita, al parecer piensa que está en la casita del árbol que tienen frente a su casa, una casita que Damien y Rosalía hicieron hace varios años atrás, Damien se coloca unos pants y playera negra con los que va a jugar fútbol con sus amigos por las tardes, tomó una linterna y bajó con Rosalía a la calle. Al salir, Damien notó muy iluminado el lugar a pesar de ser de noche, hay un brillo especial en las cosas que es difícil describir para él, en ese momento se lo atribuye a lo adormilado que se encuentra, percibió que en esa noche hay luna llena y combinado con las lámparas que alumbran fuertemente, por lo que creyó que esa era la razón de que hubiera mucha luz, es una noche muy fría y cuando llega con ella, la abraza frunciendo los ojos y tapándose un poco con las manos.
— Hola osito, supe lo de tu abuelo, siento mucho no poder acompañarte —dice Rosalía mientras soba la espalda cuando lo abraza, junto a la sonrisa amorosa que le regala.
— Gracias, ¿qué haces aquí afuera? —comenta Damien al momento que la aparta un poco con calma, algo desconcertado por la situación, pero con su sentido de protección muy firme.
— Estoy buscando a Kary, creo que está arriba en la casita del árbol pero no baja la muy traviesa, me tiene preocupada ¿puedes subir a decirle que baje? —pregunta Rosalía con cara angustiada.
— Claro que sí, florecilla —dice Damien al momento que sube por la escalera hecha de madera clavada en un árbol de Guamúchil, llega asomando su cabeza, usó la lámpara para iluminar pero sólo observa un banco con unas cajas de cartón dobladas, pero Kary no se ve por ningún lado.
— No la veo, no está aquí, podría estar detrás de tu casa, en el cuarto de herramientas, iré a echar un vistazo por allá —asegura Damien mientras llega abajo y cuando voltea a ver al poste de luz, se da cuenta que Rosalía ya no está, escucha crujir la puerta de enfrente de su casa terminando de cerrar. Damien piensa que ella se había regresado a su casa, así que camina a la parte de atrás, extrañamente, vuelve a escuchar murmullos, como si alguien cercano hablara pero no se distingue qué dice, camina tratando de no hacer mucho ruido porque podría despertar al papá de Rosalía, y con lo gruñón que es, no quisiera lidiar con él si lo ve rondando por su casa a esas horas de la noche, así que fue alumbrando al suelo para no pisar algo que lo hiciera tropezar o que cruja haciendo ruido, aluzó los árboles que se meneaban en esa fría y ventosa noche, también iluminó el cuarto de herramientas que rechina con esa madera vieja con la que está hecha. Damien siente que no ocupa la lámpara en esa noche con luna llena, así que la apagó, voltea para la casa y ve a Kary en la ventana dirigida hacia él con una mirada triste, ella coloca su mano en el cristal de la ventana, entonces Damien levanta la mano saludando también, ella le devuelve la sonrisa y se aleja probablemente a dormir. Damien vuelve a escuchar murmullos, palabras extrañas de alguien que no las entiende, en eso, observa a Jasper saliendo de atrás y se va trotando por una vereda empedrada de la orilla del terreno de la casa de Rosalía, entonces Damien se acerca por el hueco del cuarto de herramientas del que salió Jasper y observa que hay algunos objetos inusuales para un perro, hay una foto de la familia donde están Jasper, Damien y los abuelos, también hay una mochila para perros, un reloj de mano que no conocía y dos bolsas de pan en barra.
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El Gotero
FantasyPrimer relato de la saga "Las Batallas por el Reliquilibro". Existe agitación en la Tierra por la noticia de que hay ángeles en el mundo asesinando personas de malas intenciones, mientras que el joven Damien Coatécatl lleva una vida tranquila junto...