Ponlo de Rodillas *Traducción "Bring Him To His Knees"*

Capítulo 2

Disclaimer:La historia es de Musyc quien me dio la autorización para traducirla. No se permite la réplica en otros sitios mas que los ya publicados (AO3/ Wattpad).

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Ponlo de Rodillas

"Bring Him to His Knees"

De Musyc

Beteado por el equipo increíble: Emily, Beth y Miguel

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Hermione calentó sus manos sobre el fuego, escuchando sólo a medias a los otros tres discutir el caso. Quería participar en la conversación, pero admitió para sí misma que estaba demasiado distraída para contribuir adecuadamente, especialmente considerando que una de las personas estaba hablando.

Maldito Draco Malfoy y sus largos dedos y su voz profunda. Había limpiado la crema de su plato, chupó su dedo, y había hecho un ruido que casi hizo que se cayera de la silla. Si hubiera sabido que él iba a asistir a la cena esa noche, habría planeado estar en otro lugar. Empezaba a ponerse ridículo lo mucho que lo miraba cada vez que venía a la casa.

Si tan solo no hubiera aparecido esa noche con un jersey negro que se le pegaba al torso. Quería deslizar los dedos por su pecho, agarrar el cuello alto y llevarlo a su nivel. Quería despeinar su cabello. Quería meter las manos en los bolsillos traseros de lo que juraría eran unos vaqueros negros muggles.

Hermione sospechaba que Pansy lo estaba invitando a propósito, solo para verla retorcerse. La noche en que habían ido a un recorrido de pubs para celebrar el nuevo trabajo de Pansy como sausier en Gaudere, había sido una noche de pegajosos cócteles e historias de penes, reminiscencias de exnovios y de una sola noche y las cualidades físicas de cada hombre involucrado. Hermione había hablado de un jugador búlgaro "anónimo", Pansy la había coronado con una historia sobre un marchante de arte de Grecia, y se habían ido de allí. No pasó mucho tiempo antes de que pasaran a las historias de fantasías y Hermione había dicho algo que no debía.

Nunca debió confesar, incluso bajo la influencia de una docena de vibrantes bebidas azules y rosas, que se sentía atraída por Draco. Debió saber que Pansy correría con esa información.

Hermione apoyó la cabeza en el manto y lo meció de un lado a otro. Ridículo. Absolutamente ridículo. Cada vez que venía a cenar, su atracción empeoraba. Tenía que dejar de pensar en algo parecido, incluso si él se veía así. Era injusto que se viera igual de sexy en ropa de negocios y ropa informal.

Ese jersey tenía que ser de cachemira y resistir la tentación de tocarlo había sido horrible. En su lugar, se había atiborrado de una segunda ración de bagatela. Necesitaba algo que hacer con las manos que no implicara extender la mano sobre la mesa y aplicar crema batida en otros lugares además del tenedor.

Cerrando los ojos, se obligó a apartar todos sus pensamientos. Para más tarde, admitió, mucho más tarde. En privado... Y prestó atención a las personas detrás de ella. Harry y Pansy estaban acurrucados juntos en el sofá, sus pies descalzos en su regazo y sus manos frotando sus empeines. Draco había reclamado la silla de gran tamaño, el único otro mueble en la habitación lo suficientemente grande para sostenerlo y se sentó de espaldas a ella.

—No puedo ordenarle a nadie que tome esta tarea —dijo Harry—. Los seminarios sobre acoso que tendría que programar, ¿te imaginas? Si alguien va a ir contigo, es estrictamente voluntario. Y no tengo ni idea de cómo empezar a preguntarle a la gente.