Capítulo 17

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CIPRIANO



— ¡Primito! — tomo una profunda respiración cerrando mis ojos para prepararme mentalmente en fingir soportar al aspirante de alcohólicos anónimos.

No hace falta que me mueva de mi silla para que él aparezca en mi campo de visión rodeando la isla de la cocina, abre la nevera sacando una lata de Redbull que abre con toda la paciencia del mundo, le da varios sorbos conscientes de mi escrutinio esperando a que suelte una estupidez.

— ¿Qué me cuentas, primito?

— ¿Qué haces aquí un miércoles a las nueve de la mañana? — espeto.

Encoge un hombro mientras se sienta en la butaca de mi lado.

— Ya estoy de vacaciones — contesta con esa sonrisa que hasta ahora no le encuentro el motivo — ¿Y tú, qué haces un miércoles a las nueve de la mañana en mi casita?

— Tu mamá me encargó unas cosas y vine a traérselas.

— Mmmh — da otro trago a su bebida energética. Mantengo la mirada fija en el mármol de la mesada, sí, esperando a esa estupidez. — ¿Y la prima Luc?

— Vengo de dejarla en el aeropuerto.

— Oh, la primita prometida. Ya la extraño — comenta con retintín. Humedezco mi boca mordiendo mi labio solo para no adelantarme a responderle cualquier cosa. — Pronto será la boda.

— Sí — murmuro.

— Me pregunto qué conjuntito de lencería llevará bajo el vestido. Debe ser blanco, ya sabes por el tema virg...

— Me cago en...

— Jean Pierre, cariño — me callo al escuchar la voz de mi tía, miro a el marihuanero que me da una sonrisa burlona escondida en la lata para darle otro sorbo. — ¿Qué tal el entrenamiento?

— Bien — encoge un hombro — muchas tetas y culos, pero solo un culo que no me quiere prestar atención.

Típico. Si al menos pudiera identificar a una mujer más allá de su cuerpo, estoy seguro de que ahora mismo tendría novia. Por Dios. Estos chicos solo ven a la mujer como un simple par de tetas y trasero que solo deben estrujar una noche, y si les parece buena mercancía es que las vuelven a llamar. No sé a dónde carajos llegará esta juventud, estoy seguro de que, a esa edad, los de mi generación, no llegábamos a pensar de tal manera sobre las mujeres.

— Ay, Jean Pierre, deja de hablar así de las mujeres — le regaña mi tía.

— Lo siento, mami — dice con voz infantil dándole un beso en la mejilla.

— Ay, deben probar estos cupcakes que Martin compró ayer — mi tía se dirige a la nevera y saca de ella una caja, de una vez reconozco el logo de CXOXO — amo estos cupcakes.

— Oye sí, a veces voy con el grupo a tomarnos unas merengadas que ¡uff! muerte lenta.

— Hay de fresa, limón, hay uno de kiwi con ganache de cho...

Pierdo la atención de mi tía cuando por curiosidad paso la mirada al teléfono de JeanP, sin quererlo leo el chat compartido en el que se encuentra escribiendo, me golpeo mentalmente por husmear en conversaciones ajenas y más viniendo de el idiota de mi primo, pero cuando pienso quitarle la atención veo el nombre de Lexa entre los demás y ya mi atención tiene excusa.

JeanP: Tengo varios armados, si quieren puedo darles.

Wuao. Me sorprende el hecho de que Jean Pierre — un candidato a perder su hígado — tenga conocimientos del uso de los signos de puntuación. Pensé que el único punto que conocía era el de la marihuana que le venden.

Elevada Tentación [SDS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora