Lazos de titanio

Capítulo 1- Pasados y presentes

Hay personas que pueden asegurar que no hay nada más poderoso que el lazo de la total confianza.

El amor está compuesto por emociones y reacciones químicas en el cuerpo, pero la confianza sólo está constituida por hechos y verdad, sin espacio para lo artificioso.

O uno confía ciegamente o no confía en nada. La confianza es definitiva y construirla lleva tiempo.

El subprocurador, Erwin Smith y su guardaespaldas Levi no siempre tuvieron ese lazo especial. Antes de la confidencia y la confianza total existió entre ambos una amenaza mortal.

A los 35 años eres considerado una "joven promesa" en el mundo de la política. En un mundo de hombres viejos que han vivido del dinero del pueblo y de corrupción, 35 años es en verdad una tierna edad.

Erwin Smith comenzó en la escalera de la política desde abajo. Hijo de un humilde maestro de historia y periodista, desde joven mostró un espíritu noble guiado por la honestidad y el trabajo duro: palabras que serían después el eslogan de su carrera desde sus inicios.

Hoy en día, en el momento más alto de su carrera ha decidido postularse para secretario de seguridad en su ciudad. Vivió en un barrio pobre gran parte de su vida, pudo presenciar en persona los problemas que la corrupción había creado en su comunidad, siendo su padre una víctima de la inseguridad misma.

Claro que su postulación había causado descontento en aquellos cuyo interés no estaba en el bienestar del pueblo, especialmente porque era de conocimiento público que en sus manos poseía una extensa investigación que podía terminar con la reelección de su contrincante a secretario, el señor Lovof. Desde que él era niño, su papá había descubierto pruebas incriminatorias de que la policía estaba coludida con un fuerte grupo dedicado a la distribución de drogas en su ciudad. Tal información le había costado la vida al señor Smith, papá de Erwin, y en sus manos estaba continuar con el trabajo de su padre de revelar la verdad sobre los poderosos de la ciudad.

Erwin le había sugerido gentilmente a Lovof dos opciones: Declinar su candidatura para evitar que la información fuera revelada, o continuar pese a todo el mal que había causado y la divulgación de sus crímenes en los medios. La llamada había sido directa y cordial, Erwin le preguntó que si sabía quién era, él respondió que sí. "Estás jugando con fuego hijo", le advirtió, sin embargo esa frase no sería ni cerca motivo para asustar a Smith. Esa frase engloba una advertencia y un aviso.

No pensó mucho en lo que le dijo Lovof, estaba preparado, sabía que así como se hicieron cargo de su papá, intentarían hacerse cargo de él, por lo tanto, en anticipación, había creado un plan con sus mejores elementos.

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Cuando unos hombres trajeados tocaron a su puerta, y llevaban en sus manos un maletín con demasiado dinero, Levi ni siquiera pensó en cerrarles la puerta de nuevo y rechazarlos.

Dios sabía que necesitaba todo el dinero que fuera posible, habían sido unos meses bastante malos y tuvo que resignar varios trabajos, todo porque debía hacerse cargo de su hermana Isabelle, un trastorno en su médula espinal la estaba dejando poco a poco sin la posibilidad de moverse, y quizá hasta cerca una muerte prematura. Necesitaba dinero pero también quería estar cerca de ella. Las cuentas del hospital se apilaban mes por mes, cada vez gastando mucho más dinero del que ingresaba. Su familia era bien conocida por los trabajos que realizaban, él era la tercera generación de asesinos a sueldo, si alguien causaba muchos problemas ellos se deshacían de ese alguien. Su tio se había encargado de enseñarle todo aquello que pudiera volverlo letal y eficiente, no fue la infancia más feliz o la más normal, pero el primer paso fue que deshumanizara a la muerte, y el segundo que pensara en aquello como un trabajo más. Durante años mantuvo a la familia a flote, aunque del clan de asesinos a sueldo sólo quedara él hoy en día.