¿Por qué?
¿Por qué tuvo que resultar así?
La joven estaba sintiendo todo de nuevo, el dolor físico y el dolor emocional se adentraban bruscamente en ella. Ellos siempre fueron crueles con los que le rodeaban, hasta con su familia, y especialmente con la hija mayor. Más allá de la apariencia, no tenía nada en común con su gemela, ya que sus actitudes eran débiles, y su cuerpo estúpidamente frágil.
Incluso su voz, que no alcanzaba a llegar a más que un insípido e insoportable susurro.
Sus padres constantemente estaban pensando en un buen modo de hacer que se volviese fuerte, o al menos, útil. Empezando por quitarle el título de jefa de familia que le correspondía al ser la mayor, que en realidad no le interesaba, pero igual, el rechazo estaba a ahí. Luego, ambos la forzaron a entrar a una academia en la que se sentía insegura, teniendo un puesto en un consejo que siquiera y le tomaba en cuenta, también le dieron una máscara espeluznante para que ocultase su rostro, del cual, ellos dijeron que "no era digna de poseer"
Su hermana menor...
Ella era lo único que le impedía volverse loca en aquel lugar, Kirari ignoraba las advertencias de los mayores que le decían que se alejase de ella, metiéndole ideas ridículas de que no la reconociese como familia, y claramente no les funcionó.
Causando enojo en ellos.
Por lo que iniciaron las ofensas, los gritos se intensificaron, y eventualmente los golpes hicieron aparición, le lastimaban, y se lastimaba. Su sufrimiento alcanzó a durar diez años en total, no porque los adultos se rindiesen con ella, no porque se hayan compadecido de su hija...
Ella lo detuvo.
La maltratada hija acabó su tortura con heridas profundas y manchas de sangre en el baño. Si Ririka hubiese sabido que la primer persona que le encontraría sería su hermana, se habría detenido a pensar mejor todo.
Pero no lo supo, no pensó bien.
...
Kirari tocó insistentemente la puerta de la habitación ajena, tenía en su mano izquierda una bolsa café con los dulces preferidos de ambas, quería tanto pasar la noche con ella, viendo juntas desde la ventana la nieve caer con sutilesa, hablando, riendo. Hasta pensó en lo bueno que sería salir con ella a armar muñecos de nieve, esa era la actividad que las hermanas Momobami más amaban.
A sus oídos había llegado ese suceso, esa estúpida broma que sus primos lejanos le habían gastado a su hermana, humillándola frente a toda la familia Momobami. Provocando más burlas y más malas palabras de las que solía recibir normalmente. La impotencia le hacía llorar, y sentirse idiota. Por un resfrío, Kirari había tenido que faltar a la reunión, si hubiese estado ahí, la habría defendido y la habría abrazado.