Regalo

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1212.

04.- Regalo

—Luka.

—Juleka.

La muchacha sonrió mirando a su hermano mayor cómoda con aquella manera de contestarle cuando pronunciaba su nombre con tono de "necesito ayuda"

—Sé que soy una egoísta, pero ¿podrías ayudarme con algo?

—¿Qué ocurre?

—Creo que he herido a Rose —susurró trenzándose el pelo—. Coincidimos en una cena y creo que dije algo inadecuado.

»Soy una torpe. No quiero que se sienta mal, no sé cómo podría arreglarlo.

—Cuéntame qué pasó —pidió.

Juleka, con un suspiro, se lo explicó todo. Incómoda, pero con un tono mucho más firme y seguro del que habría usado en su adolescencia para hacerlo.

Luka le revolvió el pelo con cariño, ambos eran torpes con las palabras, aunque Juleka no solía serlo tanto. Había pretendido que fuera algo inocente, sin embargo, había resultado devastador.

—Juls, ¿estáis en mundos distintos?

—Es obvio, ¿no?

—¿Porque eres famosa y ella no?

Juleka le miró ofendida, con el ceño fruncido.

—¡Claro que no! ¿Tan frívola crees que soy? Que me he ido a Alemania, Luka, no a la estratosfera con mi ego.

Luka sonrió.

—¿Y no se te ha ocurrido que puede interpretarse así?

—Rose no es idiota —protestó con brusquedad—. Sabe que me gustan las mujeres, es evidente.

—Juls —musitó tomando su mano con afecto, del mismo modo que hacía cuando eran niños y alguien la hería—. De Marinette he aprendido que, muchas veces, esas frases de autodesprecio se interpretan como no son.

»Te conozco, sé lo que querías decir, pero le has hecho daño al hacerlo.

—¿Por qué?

—Esto no me corresponde a mí decírtelo, pero ¿se te ha ocurrido pensar que tal vez a Rose también le gusten las mujeres?

No. No se le había ocurrido nunca. Rose tenía medio cuarto empapelado con la cara del príncipe Ali, la habían akumatizado por él. Se escribían casi a diario, al menos lo hacían durante la adolescencia. La había visto salir con un chico cuyo nombre y rostro había sepultado en algún rincón de su memoria porque pensar en él le dolía.

—Me lo habría dicho, somos amigas, esas cosas se le cuentan a una amiga —farfulló.

—Puede que estuviera confusa, que le diese vergüenza o que le diese miedo decírtelo a ti.

—¡Estamos en casa! —canturreó Marinette cerrando la puerta—. Y hay alguien que está impaciente por conocer a su tía.

Rose estaba luchando contra el fantasma que la había acosado durante la adolescencia. Cuando había empezado a darse cuenta de que lo que sentía por Juleka no era una simple amistad, había empezado a decirse a sí misma que no podía ser, eso la había llevado a estrechar su vínculo con Ali y a apartarse un poco de Juleka.

Si hubiera sido más valiente a lo mejor Juleka se habría quedado y Kitty Section habría despegado, tal vez seguirían siendo buenas amigas o quizás...

And I love herDonde viven las historias. Descúbrelo ahora