Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 765.
06.- Abrazo
El sol entrando por la ventana le calentó la piel. Rose abrió los ojos atrapada bajo el suave peso de un brazo en su cintura y la caricia cálida de la piel desnuda contra su espalda.
Se giró con cuidado mientras su compañera de lecho reajustaba su posición al sentir movimiento.
Juleka estaba allí y, esta vez, no era ningún sueño, tampoco una fantasía. Estaba en su cama, desnuda y dormida. No era la primera vez que se despertaba a su lado, pero sí la primera en que lo hacía de aquel modo y daría todo lo que tenía por poder hacerlo cada día.
La Juleka de sus fantasías siempre se despertaba antes que ella, le daba un beso de buenos días en los labios y le decía que la quería. La Juleka real respiraba pausada y relajada.
Posó los labios en su frente y Juleka se movió buscando su piel para devolverle el beso.
—Rose —susurró dormida.
No pudo evitar preguntarse si con Silke habría susurrado también su nombre en sueños mientras buscaba su piel con cariño. Se sintió mal por desear que lo hiciera, que la desease y amase aun estando con otra.
—Buenos días —susurró acercándose a su oído, Juleka soltó un ruidito removiéndose—, es hora de despertarse.
Juleka se frotó un ojo, entreabrió el otro y miró a Rose. Se desperezó.
—¿Qué hora es?
—Cerca de las diez.
Suspiró y se estiró boca arriba. Rose observó con atención su piel pálida y desnuda, la forma de sus pechos, la curva de su cuello. Sintió ganas de dibujar cada forma de su cuerpo con los dedos y acariciar su piel con los labios.
—Que tarde —siseó.
—¿Tienes ensayo?
—No, Silke está componiendo temas nuevos y no quiere a nadie cerca cuando lo hace.
—No parece muy divertido hacerlo así.
Juleka se encogió de hombros. Nunca le había importado demasiado porque eso le permitía componer su propia música.
—Prefiero el modo en que lo hacíamos nosotras, es mucho más divertido.
—¿Desperdigadas por la cubierta del Liberty mientras Iván refunfuñaba?
Rose rió, Juleka tiró de ella y la atrapó entre sus brazos, piel contra piel.
—Sí. Era perfecto.
—Funcionaba bien —admitió Juleka—, nos lo pasábamos bien.
—Éramos un grupo de verdad.
—Rose, ¿por qué has dejado Kitty Section?
La pregunta repentina de Juleka la sorprendió. Se deshizo con delicadeza de su abrazo para poder mirarla a los ojos. Creía que no lo sabía, que Kitty Section había dejado de interesarle al dejarlo, porque del grupo original sólo habían quedado Iván y ella. Pero parecía que había seguido pendiente de ellos, tal vez a través de Luka, quizás por la web.
—No podía componer nada —declaró incómoda— y con el tiempo empecé a sentirme como una carga.
»Sin Luka y sin ti yo no funcionaba.
—Rose, tú eres el alma de Kitty Section. Todos entramos por ti.
—Pero os fuisteis y no es un reproche. Encontrasteis algo mejor que Kitty Section —replicó con amargura.
—Mejor no —rebatió Juleka tirando de ella para refugiarla de nuevo entre sus brazos—. Diferente. Lo de Luka con Jagged era de esperar, la música de ambos está hecha para encontrarse.
»Yo me fui porque en París me estaba ahogando, necesitaba escapar. Quería olvidarte y fue una manera rápida de intentarlo —explicó pausada—. También de ganar experiencia para mis propios proyectos.
—Ojalá pudiéramos volver a aquellos días.
Rose suspiró complacida cuando los dedos de Juleka recorrieron su espalda desnuda.
—Yo no quiero volver a aquellos días —determinó Juleka—, porque sólo éramos amigas. Prefiero esto.
—Pero volverás a Alemania y ¿entonces qué pasará?
—No lo sé.
—No quiero que te vayas —susurró. El abrazo de Juleka se estrechó sobre ella.
—Tengo un contrato Rose.
Era egoísta, pero Rose deseaba que se olvidase del contrato, que se quedase con ella para siempre en París.
—Ya...
—Vamos a estar un mes entero en París y después podemos seguir en contacto —musitó enredando los dedos entre su pelo—, también puedes venir a Alemania a verme. Vivo en un pueblo tranquilo, se está bien.
—No sé alemán.
—Eso no es un problema, Rose, a no ser que lo uses como excusa.
—Juls, tengo miedo. Porque cuando te vayas y vuelvas al día a día con ellas te olvidarás de mí.
Besó sus cabellos, no quería que Rose se sintiera tan insegura con respecto a sus sentimientos, pero, aparte de decirle que la quería y que no la olvidaría, no podía hacer mucho más. No podía quedarse, no podía romper el contrato.
—Funcionará, si ambas lo queremos.
—Ojalá tengas razón, Juls.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Hoy os dejo con un capítulo muy corto, no quería escribir algo empalagoso, así que he dejado un poco de drama. El domingo tendréis disponible el último capítulo.
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And I love her
Fiksi PenggemarJuleka Couffaine regresa a París después de cuatro años alejada de la capital francesa. Bajista de éxito en un grupo de rock alemán, modelo a tiempo parcial, muchos creen que lo tiene todo, pero no es así. La soledad y un reencuentro lo cambiarán to...