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Ahí estaba yo, eran como las seis de la mañana, los rayos del sol comenzaba a asomarse por la ventana y yo estaba en mi habitación observando el rostro de aquella persona que se había quedado a dormir conmigo esa noche.

Mierda, es que simple y sencillamente el hombre estaba jodidamente hecho un Dios..

Su respiración era pasmada y tranquila, causaba ternura al ver su cara relajada junto con aquellos mechones de cabello que adornaban su rostro... Era todo un caso perdido, ese hombre me causaba muchas cosas, desde mariposas revoloteando por mi estómago hasta ilusiones totalmente descabelladas.

Joder, decir que me veía con él en el altar era poco.

Me levanté de mi cama y tomé ropa limpia. Esto ya era demasiado, ¿Qué novia le permite ver al novio susfachas? Es decir, mírenme, en pijama de ositos, que infantil. Me metí a bañar y puse el agua tibia, perfecto para relajarme y pensar en lo sucedido recientemente...

Sasuke y yo no habíamos hablado del tema de hace dos semanas, es más es como si eso nunca hubiera pasado. Ahora, cada que podía, él se quedaba en mi departamento lo cual yo nunca renegué al contrario, me encantaba que se quedara. Para Ino eso no era nada raro, es más hasta juraba que cuando nos dejaba solos lo hacía a propósito.

Ino y su maldita mente pervertida.

Salí del baño, ya aseada y vestida, Sasuke aún seguía durmiendo. Él pobre no había dormido bien últimamente, entre la universidad, las clases extras y yo estaba más que agotado. Me senté en la cama, tomé mi laptop y mientras la encendía no pude evitar acariciar su cabello.

Revisé mi mail y sólo vi uno de mi amigo Sasori, preguntando como me iba y que cuando regresáramos ya estaba todo listo para la fiesta de bienvenida. Sasori y sus ideas. También había mail de mis padres, preguntando como iba todo por acá y con Sasuke, con el cual no sé por qué pero mi madre se obsesionó. No contesté los mails así que cerré mi laptop y prendí la tv, aún era temprano así que me dispuse a ver un programa cómico y sin querer con mis risas desperté a mi acompañante.

–Buenos días – dije dándole una sonrisa.

– ¿Qué hora es? – dijo reincorporándose y quedando sentado junto a mí.

–Las siete de la mañana.

El bostezó y recargó su cabeza en mi hombro cerrando los ojos, me tomó de la mano y la comenzó a besar. Yo reía puesto que me hacía cosquillas.

– ¿Quieres pasar noche buena en mi casa? –soltó de repente.

– ¿Eh?.

–No digas "eh" sólo responde – dijo aun sin mirarme.

–Pues... no sé, digo es un momento familiar y yo...

–No seas tonta... –siguió recargado en mi hombro y soltó mi mano para ahora delinearla con la suya – mispadres quieren que vengas y bueno Itachi sobra ahí.

–Está bien, al menos no me sentiré media incomoda...

–Hmp.

Ese día era sábado y Sasuke me acompañó hasta el dojo, él aprovechó para ducharse y cambiarse de ropa y después irse a sus clases. Así es, el señor era un nerd que estudiaba también los sábados. 

Mikoto–san me reiteró de nuevo la invitación para pasar noche buena en su casa, la cual acepté de nuevo gustosa. Ese día más que nada aproveché para acompañar a Mikoto–san a hacer las compras para la cena de navidad. La próxima semana sólo trabajaría la mitad de la semana puesto que desde el veinticuatro hasta el treinta y uno de diciembre siempre cerraban.

El diario de mi corazón: Okinawa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora