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CAPÍTULO 16: SORPRESA (Parte I)

DANIELA POV

Se sentía tan bien probar nuevamente sus labios, tocarlos, saborearlos, besarlos, darles pequeñas mordidas, halarlos; ¡Dios! Esta mujer sería mi perdición, quería seguir disfrutando de tenerla así, pero si bien me encantaba perderme en sus besos, se estaban volviendo mi adicción, sin embargo, no dejaba de pensar que Alejandro no se merecía esto, y sin pensarlo lágrimas bajaban por mi rostro en medio de nuestro beso, cosa que no pasó desapercibida por ella.

Poché: Bonita ¿Por qué estás llorando? ¿Te hice daño? ¿Te sientes mal? ¿Dime qué te pasa por favor? – me disparo con preguntas sin cautela, sentía que le dolía verme llorando, parecía que quería protegerme de todo lo malo, hacía que me sintiera segura a su lado.

Calle: Esto está mal María José, mmm yo-yo... - no me dejó terminar porque me atrajo hacía ella en un abrazo reconfortante, parecía que sabía que estaba pasando por mi cabecita, pero me rehusaba a pensar que se arrepintiera de lo que nos estaba pasando.

Poché: No tienes por qué decirlo Dani, sé que tienes novio, quizás te estés arrepintiendo en estos momen... - no la dejé que continuara porque me abalancé a sus labios, quería que supiera que no me arrepentía de nada de lo que había sucedido, que si ella estaba metía en esto yo estaba igual o más metida, me estaba gustando más de lo que podía haber imaginado, y la besé, la besé como no se me estaba permitido hacerlo, la besé como se besa a la persona que te gusta para que no le quede duda de que el sentimiento que se estaba formando, que estaba creciendo entre nosotras era mutuo.

Duramos un par de minutos saboreando nuestros labios a nuestro antojo, tenía sabor a frambuesa mezclado con vainilla, nuestras manos estaba entrelazadas mientras que las otras estaban en nuestras mejillas acariciando suavemente nuestros rostros con ayuda de nuestros pulgares, después de que el aire empezara a faltar, junté su frente a la mía aún con los ojos cerrados, no sabía que decir, ni que hacer, por un lado sabía que estaba mal seguir con los besos y las caricias, pero por otro lado se sentía tan bien que no quería que nunca acabe.

Calle: ¿Qué me has hecho María José? ¿Por qué no puedo simplemente dejar de besarte? ¿Por qué todo esto es tan complicado? ¿Por qué no te conocí antes? – junté su frente a la mía, estas eran las preguntas que hasta ahora no les encontraba respuesta, no sabía qué hacer, que decidir, sencillamente me sentía en una encrucijada.

Poché: Es lo mismo que me pregunto yo a diario bonita, no sé qué me hiciste para que este en estos momentos aquí contigo sin querer alejarme, no sé qué me hiciste como para que me importe nada que tengas pareja ya que yo te quiero para mí, quizás suene egoísta pero es la verdad, te quiero en mi vida Daniela Calle, quiero que seas parte de mis días alegres, de mis noches lluviosas, de las tardes de pereza y de mis fines de semana alborotados – mientras acariciaba mi mejilla me decía cada una de estas palabras, era más de lo que hubiese podido pedir, ¡Dios! Lo vuelvo a decir, esta chica no es de este planeta.

Calle: ¿Qué vamos a hacer pequeña? – no sabía qué hacer, si bien sabía que lo correcto era no engañar a tu pareja, pero entonces de esa manera estaría engañando a mi corazón, a quién se le hace caso en estos casos ¿Al corazón o a la razón?

Poché: ¿Qué quieres hacer tú? Estoy en tus manos bonita, lo que tú desees haremos, créeme que nunca nadie ha escuchado decir eso de la boca de María José Garzón – y es así como mi pequeña mujercita traía el humor a nuestra conversación, estallamos en carcajadas por su comentario.

Calle: Uy no pues entonces, ¿Debería sentirme privilegiada que la mismísima Garzón esté bajo mis encantos? – le dije mientras se acercaba a depositar un casto beso en mis labios, sus manos aferradas a mi cuello y las mías en sus caderas, parecía que no podíamos estar sin sentir un pequeño contacto de nuestros cuerpos.