Tom había estado actuando raro.
Tom lo notó. Todos lo notaron.
Había estado más ausente cuando lo llamaban en clase, con un extraño brillo en sus ojos.
Quizás por eso todos estaban corriendo hacia la enfermería. No estaban siendo muy sutiles en este momento, no cuando uno de los suyos estaba comportándose raro.
Y no era cualquier Slytherin ¡Era Tom Riddle! El adolescente más serio y apático que Hogwarts haya visto.
Y ese adolescente apático ahora estaba en forma de bebé risueño, uno muy divertido.
Tom estaba acostado sobre una cama improvisada en forma de canasta que flotaba adelante de ellos. Retorciéndose y riendo a carcajadas, mientras los miraba y señalaba con un dedo sus expresiones de pánico.
Avery tropezó con un escalón, cayendo estrepitosamente. Su mano arrastrando a Nott por su túnica en el proceso.
Abraxas gritó al sentir sus piernas ceder bajo la presión. El hechizo sobre Tom desvaneciéndose en su pánico.
Vieron en cámara lenta como la canasta en la que habían depositado a Tom caía hacia abajo con gran rapidez.
-¡Maldición! ¡TOM!
Los gritos de Tom los hicieron levantarse a trompicones.
Con lágrimas picando en sus ojos rogaron a cualquier Dios que no haya salido herido por sus propias tonterías, que Tom estuviera bien.
En voz baja susurraron, con la respiración agitada se inclinaron en la barandilla.
Intentaron parar con todas sus fuerzas la canasta de mimbre, Tom retorciéndose dentro y gritando con el rostro rojo y angustiado, pero era como si su magia no respondiera y vieron con horror cómo se acercaba cada vez más al suelo.
Abraxas gritó, cerrando los ojos no queriendo ver el impacto.
Todos los demás se paralizaron en sus lugares, ¿Cómo es que todo había ido tan mal?
Sin embargo el sonido de huesos chasquear no llegó nunca más. En cambio un silencio sepulcral inundó el lugar, con solo sus respiraciones resonando en el vacío.
Luego un particular sonido se escuchó, suave y casi inaudible que convirtió en llanto histérico.
Abraxas sacó los brazos que tapaban sus ojos y se atrevió a mirar por la barandilla de la que se había alejado.
Sus ojos grises se abrieron como dos grandes limones.
Allí, la pequeña figura de Tom Riddle se encontraba en los brazos de Rigel Lestrange. La canasta destrozada a pocos metros.
Esa podría haber sido Tom. Esa canasta podría haber sido la cabecita de Tom.
Rigel miró hacia arriba, con los ojos entornados en rabia mientras acunaba al bebé angustiado en sus brazos. Meciendo y susurrando con grandes exhalaciones palabras de consuelo.
Estaban en problemas. Pero por ahora lo único que Abraxas pudo hacer fue girar los ojos y sucumbir ante el pánico. Desmayandose y escapando del miedo que amenazaba con abrumarlo.
.
Cuando abrió los ojos una cabeza llena de rizos giró en su dirección, lamentablemente no era la cabeza de rizos que quería ver.
Rigel miró con frialdad el rostro aturdido de Abraxas y la patente decepción que mostraba tan descuidadamente.
¿Acaso un bebé había provocado esto? ¿Está despreciable muestra de emociones que nunca se habrían molestado en mostrar antes?
Rigel siempre supo que Tom Riddle provocaría problemas. Desde el día que lo había visto cruzar la puerta como un huérfano sin nombre con túnicas de segunda mano que le quedaban más cortas que a todos los demas, con zapatos gastados y con esas diminutas pecas en su nariz en su rostro pálido.
Rigel despreciaba a ese niño. Respetaba al adolescente. Dudaba ante el bebé.
¿Cómo podía empezar a descubrir sus sentimientos por este bebé? Este bebé insoportable y tan manipulador, casi tan capaz como su versión adolescente, que era capaz de hacer que estos herederos de sangre pura se doblen a su voluntad. Este bebé que hacía que se arrodillen para cumplir sus necesidades y se humillen para hacerlo feliz.
Era ridículo lo que había logrado. Pero iba a solucionar eso.
Abraxas miró con cautela la mueca disgustada en Lestrange.
- Tienes suerte que yo estaba yendo a mi clase cuando este accidente ocurrió. - respiró, apretando el puente de su nariz con molestia palpable.
Abraxas se quedó en silencio. Aceptando la culpa y el sermón que estaba seguro que recibiría.
Era su culpa y lo sabía. ¡Por Merlín! Tom podía haber muerto por su estupidez, por su torpeza.
Pero se lo compensaría, eso era seguro.
- ...Pese a todas las ganas que tengo de colgarte de la torre de astronomía y cuya petición se me fue negada, espero que sepas que tus acciones tienen consecuencias, Malfoy. - su cabeza se alzó alarmada - El director Dippet a decidido sacar de tu custodia a Riddle. - Anunció.
Como si fuera nada y como si el corazón de Abraxas no estuviera rompiéndose bajo sus palabras crueles.
¿Qué demonios había sucedido para que este día fuera tan mal?
[Confrontación entre Abraxas Malfoy y Rigel Lestrange.]
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Un error de cálculo. - Tom Riddle
RandomUn día Tom Riddle se levantó con el presentimiento de un mal día. Lo ignoro. Grave error. (Durante una clase de pociones de su quinto año Tom Riddle se encontraba como compañero de Goyle y desde allí todo empezó a salir mal.) - Estuve intentando bus...