CAP29: Lavanda

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Mark no dijo nada hasta dejar las instalaciones. Por su lado, Jinyoung no entendía el comportamiento del rubio hacia su profesor.

—Bueno, salimos más rápido de lo que pensé—la ironía se escurría en sus palabras.

—¿Todo bien con Edward?—habló Jinyoung.

—Y tú, ¿todo bien con Edward?—preguntó con cierto tedio Mark.

—No estaría entendiendo ese tonito de voz—comentó con cierta molestia el menor.

—¿Desde cuando son tan cercanos? Pensé que no te caía—

—¿Que no me caía? Nunca dije algo parecido. Y claramente soy cercano a él, porque es el coach del cast, necesito entenderlo—respondió un agitado Jinyoung.

—Bueno pasó de ser tu profesor a ser tu cuidador personal—añadió despectivamente.

—¿Mi cuidador? Pero que ti—

—No importa—Mark interrumpió y se detuvo.

El rubio se alejó de Jinyoung rápidamente e ingresó a un establecimiento farmacéutico. No estuvo mucho tiempo dentro de él. Jinyoung sólo lo esperó fuera porque estaba fastidiado, pero no tanto como para irse sin él.

El camino a su departamento transcurrió en silencio, ni uno de los dos pretendía ser el primero en deshacer el silencio. Tampoco entendían cómo llegaron a esa situación. Por su parte Jinyoung anhelaba preguntar que había comprado, pero se contuvo.

Entraron rápidamente a casa y antes de que Mark pudiese decirle algo a su novio, este se fue rápidamente a su habitación dejando una disculpa sin voz. El rubio se dio cuenta que tenía que aprender a controlarse más, no solo no sabía cómo acercarse más al pelinegro, a veces, también nunca había tenido que dominar sus reacciones frente a alguien que quería.

Preparó varios sándwiches y una infusión de lavanda. También colocó algunas pastillas que había comprado en un pequeño platito. Ordenó todo en una bandeja de madera, que tenía desde hace tiempo, y fue hacia el cuarto de Jinyoung. A medio camino, se percató que no podría entrar a la habitación, pues ambas manos estaban ocupadas. Se rió de sí mismo y su pequeña sorpresa para disculparse se vio interrumpida por cortos gritos pidiéndole a Jinyoung que le abriera la puerta de su cuarto.

El pelinegro se había echado en su cama tratando de calmarse y distraerse con su celular. No quería asumir las reacciones de Mark, pero no le gustaba cómo percibía a su profesor, le estaba ayudando mucho. Además, todo era por el bien del proyecto. Se perdió entre videos de youtube y perritos haciendo travesuras, cuando esa voz, que tanto le gustaba, le llamó por su nombre.

—¿Jinyoung?¿Podrías abrirme la puerta, por favor?—se escuchaba decir a una voz neutra de Mark.

Quería hacerlo, pero a la vez no quería ceder rápidamente.

—¿Para qué?—debía sonar molesto, aunque no lo estuviera del todo.

—Por favor, ¿mmm?—suavizó su tono Mark.

—Eso no responde a mi pregunta—

—Necesito verte—

Dos palabras y su molestia parecía disiparse. No dijo más, pero Mark escuchó claramente el sonido de un cerrojo destrabarse.

El pelinegro ni bien abrió la puerta giró y regresó a su cama, con ello, le estaba brindando permiso a Mark para que se adentrara a su habitación.

—Tal vez, me prestarías más atención si vieras que traigo entre manos—

Jinyoung alzó la vista. Comida. Sonrió levemente.

—Lo mínimo—dijo manteniendo un tono bajo, pero que Mark pudiera oír.

El rubio se acercó, esperó que el menor se sentara y acomodara en su cama para luego colocar la bandeja donde le fuera más conveniente, aprovechó para sentarse muy cerca del pelinegro.

Ambos no dijeron nada, mientras Jinyoung comía. Mark no quería interrumpirlo, poco a poco se alejó de Jinyoung y se tiró, de tal forma, que las piernas de Jinyoung le funcionaron como cabecera. Además, colocó Décolleté de Kenshi Yonezu como canción de fondo, esta tenía un ritmo un tanto alegre que consiguió apaciguar el ambiente.

Mientras el pelinegro iba comiendo con avidez los sandwiches, se percató del platito con un par de pastillas. Las observó detenidamente y reconoció que eran como las vitaminas que la enfermera de la universidad le había recomendado. ¿Por ello le había interrumpido y se fue solo a ese establecimiento? Tonto, se dijo, mientras miraba como el rubio jugada con su celular y cambiaba de posición. Tomó las pastillas junto a la infusión de lavanda y dio por terminada su cena. Situó la bandeja en su mesa de noche e hizo como que se acostaba, aunque simplemente no sabía cómo iniciar la charla. ¿Por qué estaba nervioso sí lo veía todos los días?

El rubio notó como su pelinegro quería escapar de la inminente conversación y se lo concedió. Sabía que debía descansar. Recién se había recuperado de un desmayo por cansancio. Estaba por levantarse cuando una mano sobre su pecho lo detuvo.

¿Tan rápido se daba por vencido? No pensaba decirlo, ¿es que acaso no lo entendía? Fue en ese momento que sintió el peso de un cuerpo colocarse cerca al suyo. Casi sin darse cuenta, giró, quería verlo. Ver qué hacía. El rubio le rodeó la cintura.

—Te consiento mucho—le susurró Mark.

Jinyoung sintió la presión sobre su espalda para que se apegue al cuerpo del mayor. El contacto con su ropa fue suave, pero su cabeza no podía evitar prestar atención a los latidos frenéticos del rubio. Sin más, correspondió el abrazo mientras descansaba la cabeza sobre el pecho de Mark. Un leve toque sobre sus mejillas hizo que cerrara los ojos. Era una presión leve, pero cálida, que primero rozó su mejilla derecha, luego fue a su frente y sus párpados. Eran besos cortos que lo inquietaban y le hacían suspirar.

Su espalda sufrió un respingo al tener contacto con los aros de metal que adornaban la mano de su acompañante. No se detuvo a pensar en qué momento se había adentrado en su polera, pues su boca se vio asaltada por unos labios impetuosos y parecían reclamarle por más. No supo quien fue el primero que invadió la cavidad del otro, pero sentía como ahora ambas lenguas se acariciaban agitadamente. Una de las manos de Mark bajó a su espalda baja y comenzó a trazar círculos sobre esta. Cuando les faltó el aire, el rubio se separó, pero para atacar la zona de su cuello. Soltó un leve gemido cuando la presión sobre una de sus clavículas fue fuerte. Un hormigueo se extendía por todo su cuerpo. Mark subió levemente dejando besos por su cuello y lamió su lóbulo. Con su mano aún acariciando su espalda le dijo: 'Descansa bien', le dio un beso casto en la frente y dejó la cama.

Para Jinyoung fue como recibir un vaso de agua fría.

—Pero—se quiso quejar el pelinegro.

—Debes descansar, amor. Las grabaciones no han parado aún—cogió la bandeja y salió del cuarto—La lavanda te hará descansar bien—se escuchó decir a una voz alejándose.

—No quiero lavanda—protestó Jinyoung.

El resto de la noche, lo único que pensó fue en las manos y la boca de Mark. A veces, se sonrojaba, otras solo fantaseaba, armaba escenarios donde eran desconocidos o donde tenían una relación prohibida. Con muchas historias pensadas, poco a poco se fue durmiendo. No habían hablado del disgusto que sentía el rubio por Edward, pero creía que no había sido necesario, después de todo, lo habían arreglado a su manera ¿no?

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Holiiiiiii boliii! Bueno, nuevo capítulo. Espero que les guste <3 Un abrazo gigante a la distancia y no se olviden de comentar y votar si les gusta la historia, eso me ayuda mucho <3 <3 All the love <3 


Mi roommate [Markjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora