Sailors y Saints: las diosas de la guerra

Conexión de hace eones

Santuario, Grecia

En el templo de Aries, la vista de las casas zodiacales que le siguen sorprenden al par de rubias que dejan caer todo el peso de los caballeros sobre las Saintias, no solo al ver los templos sino por la cantidad de gradas que aún deben de seguir subiendo.

-Hasta aquí podemos acompañarlas. Debemos avisar al resto por si ven algo.

-Gracias Mii, yo seguiré escoltándolas por los doce templos-. Las Saintias se despiden de las Sailors observando su avance por los templos guiadas por Kiki.

Después de cruzar los primeros templos, Aries y Tauro, pueden ver escombros de lo que alguna vez hubo una feroz batalla. En la tercera casa, Géminis, las chicas notaron en los caballeros unos rostros de preocupación al estar ahí. En Cancer las Sailors sintieron escalofríos recorrer en todo su cuerpo, pero al ir llegando a la quinta casa, Leo, Shun se adelanta hasta estar frente a la entrada.

-Hermano, te pido que nos dejas pasar. Quienes nos acompañan son buenas personas que nos pueden ayudar-. Un ardiente viento sale del templo de Leo mientras Shun se muestra agradecido.

-Iré adelante, al entrar no nos desviemos de nuestro camino-. Las Sailors se miran entre si al escuchar la advertencia de Shun, por experiencia saben que eso no es buena señal.

Dentro del templo de Leo, las chicas pueden percibir que están siendo observadas, como un cazador a su presa.

-No creí que Shun tuviera un hermano-. Menciona Rei al sentir una atmosfera familiar.

-Si conoces a los dos también pensarías eso. Ikki, siempre ha sido alguien difícil de tratar aun para los más cercanos, pero siempre ha luchado por lo que considera correcto.

Mientras escucha lo que Kiki hablaba, Rei observó una sombra que se escondía entre las columnas. Rei reconoce a dos figuras saliendo a los lados de una columna, dos hombres, ambos llevando unos costosos trajes, uno de ellos de piel blanca, cabello corto negro con un par de canas a los lados, llevando unos lentes, el otro hombre además de ser más joven, con su cabello rubio bien peinado excepto por un rebelde mechón en su frente.

- ¿Papá... y Kaido? ¡¿Ustedes que hacen en este lugar?!

- ¿Esa era la voz de mi primer amor? ¡Espera, por favor! no me dejes, sé que puedo cambiar- la voz quebrada de Lita se pierde en el eco del templo cayendo de rodillas buscando con la mirada en cada rincón a la persona que espera volver escuchar.

- ¿Adonis, eres tú? ¡¿Aun sigues con vida?!- Mina camina hipnotizada hacia a las sombras repitiendo el mismo nombre.

Las voces de los caballeros que tratan de hacer entrar en razón a las Sailors, son ignoradas. Sintiéndose en ellas una poderosa energía creciendo.

- ¿Chicas que les ocurre? – Amy usando los lentes de Sailor trata de averiguar si hay otras presencias dentro del templo, abriéndose paso e ignorando las siluetas de varios chicos que se acercan con cartas de amor.

-Con que a pesar que ves las ilusiones no te dejas llevar por tus emociones Amy-. Dice Hyoga tocando su hombro volteando ambos a ver a las demás Sailors. Amy puede observar en los rostros de sus amigas enojo, miedo y dolor.

-Esto temíamos que pasara, debemos apresurarnos a salir-. Comenta Hyoga agarrándola de la mano para apresurarla a salir cuanto antes del templo.

-Hyoga espera, si encontramos lo que está causando estas ilusiones podemos ayudarlas-. Amy se detiene soltando la mano de Hyoga, negándose en dejar en ese estado a sus amigas.

-Eso no será posible. Quien lo está creando es la propia casa de Leo, pensé que Ikki podría continuar protegiéndonos hasta que saliéramos de esta casa-. Hyoga se detiene comprendiendo lo que debe de sentir Amy, recuerda que no es como su primera vez cruzando las doce casas, siempre avanzando sin importar que les pueda ocurrir.