Una fría tarde

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Mientras tanto en otro lugar de Japón a la vez, en Tokyo, Juuban.

La chica pelinegra de largo cabello volteo a ver solo para estar segura que sus ojos no se equivocaban. "¿Un hombre aquí?" pensó la joven al ver un chico rubio de rodillas mientras sujetaba una cruz. Cuando vio que el joven se había levantado junto con su equipaje, que se miraba como una pesada caja cubierta por una manta.

-Es raro ver a un hombre aquí en esta escuela y más dentro de esta capilla, sobre todo por las hermanas ¿Por qué estás aquí? -. Le interrumpe la joven deteniéndolo en la puerta.

-Lo sé, pero en este lugar las hermanas fueron amables conmigo cuando llegue a Japón, siendo un niño buscando conocer a mi padre.

- ¿Tu solo? ¿Qué hay de tu madre? - un silencio lleno el lugar, así como la conversación hasta que el joven rubio suspiro para responderle.

-Ella murió. En el barco de Siberia que viajaba a Japón. - la pelinegra se sintió culpable por percatarse al hacer mención de un tema personal siendo solo unos desconocidos apenas, sobretodo porque conoce lo que es perder a una madre y no saber de un padre.

-Disculpa por hacerte hablar de eso. Me llamo Rei Hino.

-No te preocupes por eso, Rei. Yo soy Hyoga. Tal vez nos volvamos a ver.

Rei veía como se alejaba Hyoga, así como el frio que estuvo sintiendo desde que entro a la capilla. Una lluvia de recuerdos invade la mente de Rei provocándole un fuerte dolor de cabeza dejándola caer de rodillas, unas hermanas se acercan para ayudarla por el repentino cambio en ella.

- ¿Cosmos...acaso...? - Hyoga se detiene mientras voltea para ver de quien proviene ese cosmos que se le es conocido.

Mientras Rei se dirige hacia el templo Hikawa después de recuperarse en la enfermería durante casi toda la tarde del día. Comienza a sentir como si la estuvieran vigilando, muy distinto cuando sintió que husmeaban entre sus recuerdos. Es alguien melancólico, con arrepentimiento.

-Sé que estas escondido así que sal de una vez-. Dice Rei volteando a ver. Desde detrás de una esquina sale una persona, alguien que acaba de conocer hace unas horas.

-No pensé que nos volveríamos a ver tan pronto, Rei-. Lo menciona el rubio quien se acerca mostrándose inofensivo ante la pelinegra que sigue observándolo cuidadosamente mientras el joven baja su equipaje que lleva.

- ¿Hyoga, porque me andabas siguiendo?

-Sentí un cosmos familiar en ti.

- ¿Cosmos? ¿Qué es...?

Un fuerte remolino de hielo irrumpe la plática, llenando de nieve todo el lugar. Ambos jóvenes se cubren de la ventisca helada que emana el remolino.

-Creíste que nos habías perdido en ese laberinto, al presentarte en este lugar nos guiaste-. Un Joven de cabello corto, rubio y ondulado, portando una armadura romana entre roja y azul sale del remolino de nieve. Al ver a los dos jóvenes se muestra confundido, pero luego su expresión cambia a uno furioso.

- ¿Dónde está esa mujer con el extraño uniforme?

- ¿Extraño uniforme? - pregunta Hyoga mientras se coloca enfrente de Rei.

"¿Acaso se refiere a nuestro uniforme de Sailor?" pensó Rei- ¿quién eres?

-Soy un legionario de mi señora, me llamo Albeodo. Entreguen a esa mujer sino los enterrare en este lugar-. Un aire frio golpea a los dos, Hyoga resiste la ventisca, pero a Rei la hace chocar de espalda contra un muro cayendo de rodillas, mientras intenta levantarse se percata que está cubierta de nieve. Ve que Hyoga se dirige hacia ella mientras el legionario se va acercando lentamente.

Sailors y Saints: las diosas de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora