20. Boda

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Llevamos dos semanas en en distrito trece después de que tuviéramos que regresar porque dispararon a Katniss.
Ella estuvo inconsciente principalmente por el suministro de morfina y porque tuvo una costilla rota que ya está sanando. Por fortuna el traje que Cinna hizo para ella tiene un buen blindaje pues de lo contrario ya estaría muerta. 

Hace una semana Coin declaró la unión completa de los distritos y declaró que pronto se marcharía al Capitolio para poder dar fin a esta guerra. Por el momento estamos respirando un  pequeño aire de tregua en donde los distritos tratan a sus heridos y lloran a sus muertos. Aunque no todo es paz pues Plutarch a estado obligando a los vencedores a realizar entrevistas para mantener vivo el espíritu de guerra y dejar en evidencia lo que hizo Snow durante tanto tiempo. 

Según el es una forma de dar el Panem et circences al que nuestro país esta acostumbrado, ahora que los distritos tienen el pan solo falta darles el circo, es decir de nuevo somos los vencedores. Y es por esa razón que estoy yendo al distrito doce acompañada de algunos soldados del trece, Darius y un sequito de camarógrafos. 

La idea principal era ir  a mi casa y conseguir cosas que pudiera ayudar a la recuperación de Peeta, el ya esta un poco mejor sin embargo aun no logra romper esa barrera de que Katniss no es un muto, aunque para fortuna ya podemos mencionarla sin desencadenar un ataque. Sin embargo cuando Plutarch se entero de esto dijo que sería buena idea hacer una entrevista conmigo en el doce y mostrar que la vida de vencedor jamás fue tan buena como lo hizo ver Snow. Una forma de echar más leña al fuego. 

También me han pedido conseguir algunos vestidos de gala de la casa de Katniss y de la mía, no me han dicho la razón pero me han dicho que es un evento muy especial. Así que no tengo mayor opción que enfrentarme a la enorme tumba que ahora es mi distrito. Por obvias razones tengo los nervios a flor de piel y lo único que me mantiene firme es la mano de Darius al rededor de la mía. Imagino que para el es igual de horrible pues paso muchos años en nuestro distrito al punto de llamarlo hogar, y al final de cuentas lo fue en los últimos meses cuando logro deshacerse de esa barrera ciudadano- agente de la paz y paso a ser un simple minero. 

El trayecto desde el distrito trece al doce es corto, demasiado como para prepárame mentalmente para lo que se aproxima. Caminamos desde el bosque hasta la entrada del distrito, una odisea pues aunque ya puedo caminar el dolor persiste tanto como el sonido de un mosquito, es decir ligero pero desesperante y molesto. Cuando llegamos a una de las entradas del distrito puedo notar lo que ha pasado. 

El tiempo ha echo su trabajo y los cuerpo semi descompuestos se amontonan en todos lados como sinónimo de que hubo gente que no pudo escapar, se me revuelve el estomago pero no permito que nadie vea mi pánico, solo dejo salir mi tristeza infinita por toda la gente de mi distrito que no pude proteger. 

Caminamos por lo que antes era la plaza y no puedo evitar derramar lagrimas al pasar a solo unos metros de lo que antes fue la zapatería, al rededor hay algunos huesos calcinados y casi puedo apostar a que algunos son del pequeño Lain, el dolor aumenta tanto que Darius tiene que sostenerme entre sus brazos un rato antes de que pueda hablar. 

— ¿Estás grabando? —pregunto a Cresidda y a su sequito de camarógrafos. 

— Si, ¿quieres decir algo?— yo solo asiento y ella hace algunas señas que su sequito acata al instante. 

—Mi nombre es Fei Ketlen, pero de seguro todos me conocen. Yo fui de las primeras personas en saber sobre el plan rebelde para sacar al sinsajo de la arena y lo apoye con todo mi corazón, como consecuencia bombardearon mi distrito. Aquí era la zapatería, la gente de este hogar fue como mi familia y solo una persona logro salir, una persona de cuatro, entre los muertos estuvo Lain Cartwright , el tenía solo once años...su nombre ni siquiera había entrado en la cosecha y aun así Snow no dudo en matarlo junto a otros cientos más de niños.— exclamo con dolor palpable. Por un momento me detengo a respirar y después sigo con mi discurso. 

Entre Sinsajos y SerpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora