Pistas envenenadas.

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Entre a la carpa con la mirada atenta de los allí presente, me ponían muy nerviosa que cada vez que entraba o salía de allí me mirarán con tanta atención. Me senté en mi lugar repasando nuevamente los archivos que está mañana me había mostrado Suárez, cuándo veo acercarse a Ángel y me giro hacia él.

-¿Tienes algo?- Al verlo con unos papeles en la mano supuse que algo habría obtenido, ahora que fuera de importancia.

Cogí los papeles que él tenía en su poder, revisándolos con detenimiento.

-¿Que es esto?.-Volví a mirar una vez más la multa por encima, antes de mirarle a él.-¿Una multa?

-Si, una multa de aparcamiento regulado, de un Ibiza del 92, a dos calles de aquí.-Me señaló una parte de la multa haciendo que volviera a mirar hacia los papeles.- Mira la fecha y la hora, coincide con el día en que los atracadores visitaron el museo.

-Buen trabajo Ángel, mete la matrícula en la base de datos, esta va a ser la multa más cara de la historia. Les va a costar un montón de millones de euros, ponme con el atracador.

Cada vez sentía que estábamos más cerca, que cada pista que encontrábamos nos acercaba más al final de este dichoso atraco. Me senté  frente al teléfono, a la espera de que me comunicaran con el profesor, ya había pasado el tiempo que le había dejado de margen, necesitaba una respuesta ya, y esperaba que fuera la luz verde para que esos ocho rehenes salieran por esas puertas.
Cogí el lápiz, recogiéndome el pelo en forma de moño con él, colocándome el auricular con el micrófono incorporado, esperando respuesta de la otra línea.

-Inspectora.-Una voz lo bastante alegre se podía diferenciar con la voz metálica que lo acompañaba.

-Profesor, necesito una respuesta. Quiero esos ocho rehenes, los menores.

-Apunte los nombres de los que van a salir.

Al parecer mi plan había dado sus frutos, estaba consiguiendo que al menos liberara a ocho rehenes, y pensaba sacar a la dichosa rehén que tanto revuelo estaba formando. Le hice un gesto a una de mis compañeras para que apuntara uno a uno los nombres de los rehenes.

El profesor empezó a nombrar uno a uno nombres de los alumnos que habían entrado con la excursión donde estaba Alison Parker, se tomaba su tiempo diciendo los nombres de los rehenes menores, Prieto que estaba a mi lado solo hacia señalarme la fotografía de la niña nervioso al escuchar que ningún nombre era el de la niña, hasta que llego a la última rehén que quería soltar, al decir su nombre todos nos miramos, era listo no nos iba a soltar aquella rehén con tanta facilidad.

-¿Que pasa con Allison Parker? Es una de las niñas del Brighton. Quiero que la ponga en la lista.

-Vaya, veo que ya se han dado cuenta, inspectora. Sabe tan bien como yo que Allison Parker es una reina de corazones es este castillo de naipes. Así que no se la puedo dar.

-Es condición indispensable que ella salga.

-Mire, le voy a proponer algo: Allison a cambio de la vida de esos ocho chavales.

Al escuchar aquella proposición Prieto se acercó aún más a mi, ¿había escuchado bien? ¿Me estaba cambiando la salida de ocho rehenes por solo una? ¿Y espera que yo acepte eso?

-¿Como dice?

-Le entregaré a Allison Parker...y a nadie más. Los dos sabemos lo importante que es para usted como para mi, así que si quiere que salga, saldrá sola.

Prieto me miró con el gesto serio, haciendo que no me negara con tanta facilidad.- Tengo que consultarlo.

-Tiene un minuto.

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