Pasado algunos días la cosas empezaron a cambiar.
Cada día discutíamos.
Pero de forma muy fuerte.
Al no poder estar juntos y querernos tanto nos peleábamos.
Eran momentos muy difíciles para los dos.
Las discusiones más grandes venían acompañadas de textos larguísimos pidiendo disculpas unas horas más tarde.
Entonces, llegó el momento definitivo, la explosión máxima.
Mejor cada uno por su parte, esa fue la conclusión de la pelea.
Sentí que se había acabado todo.