Quedamos y yo estaba súper nerviosa.
Nos sentamos en un banco.
Me dijo que cuando quisiera podía empezar.
Estaba temblando como nunca lo había hecho.
No le dije ni la mitad de lo que quería.
Y lo que dije, no supe ni decirlo sentimentalmente.
Pero él empezó a hablar y me sentí súper bien.
Dijo lo que quería escuchar, pero porque de verdad lo sentía así.