Los próximos días las cosas fueron bien.
Pero poco a poco nuestra relación se enfriaba porque no nos veíamos.
Hasta que discutimos y acordamos que lo nuestro no iba a ninguna parte.
Lo mejor era olvidarnos. (O eso creíamos)
Paso un mes, no nos hablábamos, no nos dirigíamos la palabra.
El dolor que sentía era muy grande.