Volvimos a hablar.
Fue la mejor sensación del mundo.
Yo era feliz sólo con él.
Entonces pensé que todo podía volver a ser lo de antes.
Pasó un mes y me dijo si quería quedar con él.
Obviamente que quería!
Así que quedamos el domingo.
Todo fue de maravilla.
Al principio estaba bastante nerviosa.
Lo vi y no lo iba ni a saludar con un abrazo.
Pero Marcos sí que lo hizo.
Me dio un abrazo que me hizo sentir algo muy fuerte.
Entonces me pidió perdón por haberme ignorado todos esos meses de verano.
Me contó que no sabía que hacer y le pidió consejo a sus amigos (con los que no me llevo especialmente bien) y ellos le dijeron que pasara de mi, Marcos no quería pasar de mi, pero su orgullo le superó.
Fueron las palabras más sinceras que había escuchado nunca.
La tarde fue la mejor.
Nos despedimos con un abrazo eterno.
