OUTRO

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Aún a metros de distancia del sitio en el que yacía la tumba de su padre, era capaz de sentir su propia ansiedad ir en aumento.

Reconocía lo precipitado de la decisión tomada la noche anterior, más tras las palabras de YukHei y considerando la inestabilidad emocional causada por el incidente con TaeYong, en aquel instante había estado seguro de que era lo correcto. Su convicción, lamentablemente, fue disipándose conforme se acercaba al cementerio, pues en casa kilómetro avanzado, la realidad se tornaba más y más inevitable.

No obstante, ahora era demasiado tarde para arrepentimientos. Echarse para atrás no era una opción, al menos no una fuente viable para Ten, quien se había esforzado en recaudar el valor suficiente como para impulsarse a sí mismo a visitar la tumba de su padre por primera vez luego del funeral.

Sus dedos se cerraron alrededor de la manilla del automóvil y tiró de esta para abrir la puerta. Con la determinación que le permitía los crecientes nervios acumulados en su interior, posó un pie fuera del vehículo, deteniéndose al percibir una presión sobre su piel.

La mano de YukHei se asió en torno a su muñeca antes de que pudiera abandonar el interior del automóvil. Ten parpadeó.

—¿Qué ocurre? —dudó volteándose a verle. El contrario inhaló y exhaló hondo, con la mirada fija en el rostro del pelinegro, dejando que en su agarre firme le transmitiera toda la consternación que esta situación le provocaba.

—Escucha... Sé lo que dije anoche... Pero tal vez sería mejor irnos y volver otro día. —un surco nació entre las cejas de Ten, expresando su claro desconcierto. —No quiero forzarte...

—No me estas forzando a nada, Lucas... Soy un niño grande, puedo tomar mis propias decisiones, ¿sí? —le sonrió en un intento de otorgarle calma. Desde que había optado por seguir su consejo, éste no había cesado sus esfuerzos por disuadirlo.

—Ten, lo de TaeYong es reciente... y esto no será simple. Es bastante mierda emocional con la que tienes que lidiar en un lapso tan corto. Puedes volver luego.

—Mira. —se irguió en su asiento y conectó su mirada con la del mayor. —Sé que es difícil; pero quiero hacerlo, Lucas. No es una idea que vino de la nada. Es algo que he estado recapacitando desde hace semanas, y no me arrepentiré ahora. Lo que ocurrió con TaeYong no tiene relación con esto. Así que déjame hacerlo, ¿sí?

YukHei suspiró profundo, como siempre lo hacía cuando Ten usaba ese tono tan tierno de voz y ponía sus mejores ojos de cachorritos mojado. El arte de la manipulación era ciertamente un fuerte para Chittaphon; y YukHei podía afirmar ciegamente que no era su única víctima.

—Sí... Tienes razón. Es algo que tú debes solucionar. —coincidió causando que la expresión del pelinegro se iluminará. Era tan bonito que dolía, dolía como un infierno. Ten volvió a coger la manilla y YukHei fue incapaz de contenerse. —¿Seguro que no quieres que te acompañe?

—Lucas...

—Lo siento, lo siento. Esperaré aquí.

—Buen chico. —se burló el pelinegro, tratándole como un perrito y propinándole una ligera caricia en el cabello. YukHei observó atentamente a Ten abandonar el interior del auto y dirigirse -no sin antes sacudir una mano en su dirección- hacia la entrada del recinto.

El pelinegro hizo el mismo recorrido de hace unas semanas, atravesando el cementerio y siguiendo las direcciones en los senderos, hacia la lápida que hacía no tanto tiempo, no ocupaba ese sitio aún.

Luego del entierro, se rehusó a regresar. Lisa le ofreció varias veces que fuese juntos, HyeWon le informaba de sus visitas diarias, y no necesitaba oírlo para saber que su madre también era una visitante frecuente.

Rent A Boyfriend [TaeTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora