Sentimiento de tristeza y ternura producido por el padecimiento de alguien.
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Hay una sensación que nadie es capaz de describir.
He leído definiciones, libros que solo se dedican a hablar sobre eso. Interpretado metáforas y escuchado miles de canciones.
Pero, ninguna describió el dolor que sentí al ser rechazado por Jisung.
Compré flores, porque pensé que le gustarían. Mi madre me había aconsejado llevar las más bonitas que encontrara, las que me recordaran a su belleza y lo hice. Preparé yo durante toda la noche un ramo improvisado de nueve lirios, con una cinta lavanda, porque era su color favorito y traté de hacerle un bonito moño para que se sostuviera con fuerza, tal como mi amor por él se mantenía intacto.
Mi padre me aconsejó escribirle una carta con mis sentimientos, así que lo hice. Decoré con una hoja con otra con un tono más suave de morado y practiqué varias veces en los papeles que sobraron mis caracteres para que fueran claros y legibles. Escribí y borré tantas veces que tuve que volver a arreglar otra hoja, solo porque quería encontrar las palabras adecuadas para describir lo que sentía, lo que quería.
Changbin me ayudó a preparar los pasteles que tanto le gustan al menor, decía que con ellos en mis manos era imposible que me rechazara. Terminamos agotados y dejamos la cocina hecha un desastre, pero logramos hacer cinco que no sabían a carne quemada y con una presentación decente.
Los llevé al siguiente día y no entré a clases esperando a que llegase, sentado en la entrada con la pequeña taza con los pasteles, mis flores y la carta. Me había peinado, llevaba el suéter que me había halagado el otro día y repasaba todas las palabras que había practicado frente al espejo.
Jisung me miró con tanta lástima, que quise tirar todo y volver a casa, pero aún así lo hice.
─ ¡Me gustas mucho! ─Abrió los ojos con impresión, incluso su boca se abrió ligeramente.
─ Y-yo...
Extendí mis regalos hacia él, tal y como mi madre me dijo que lo hiciera y cerré los ojos.
─ ¡Por favor acepta mis sentimientos!
No hubo ninguna respuesta por un largo rato, pude haber pasado alrededor de tres minutos con mis obsequios extendidos hacia él y los ojos cerrados, luciendo como un completo idiota.
Abrí los ojos, su rostro era inexpresivo.
─ No soy gay. ─Fue todo lo que pronunció, luego continuó su camino a la escuela, sin decir ninguna palabra.
Lo observé irse, sintiéndome estúpido por pensar que él..., joder, ¿lo imaginé todo?
Él nunca miró hacia atrás.
No vio como me había roto.
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