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Pero, yo si lo sabía.
Supongo que ese era el peor caso, estar consciente de tu problema y no hacer nada para solucionarlo. Pero no existía ningún remedio ortodoxo para la obsesión que empezaba a desarrollar por Jisung. Desaparecerlo no era algo que me apeteciera, pero sentía una gran necesidad de colocarle una bolsa de papel en el rostro.
Nada de lo que hacía estaba bien. Como asistir a la biblioteca tan frecuente que me he ganado mi propio pase para secuestrar libros durante un mes, o caminar todas las cuadras que existían de distancia entre mi casa y la tienda donde él trabajaba solo para verlo durante dos segundos. No había comunicación entre nosotros.
Si estuviera en los zapatos de Jisung tampoco me acercaría, por nuestro propio bien.
Se me es muy fácil ocultar la constante pelea que tengo conmigo mismo en mi interior ante los demás pero no cuando estoy en la cancha. Juego básquet, no soy el mejor pero mi técnica es lo suficientemente decente para estar en el equipo y es un excelente método para eliminar el estrés de mi cuerpo. Pero hoy no. Pierdo pases sencillos y escucho al entrenador sisear y gruñir y tengo cierto miedo de que termine estrellando mi cabeza contra el duro suelo si vuelvo a fallar.
Siempre estoy fallando.
─ ¡Concéntrate Lee si no quieres ir a la banca esté año! ─Me grita y su amenaza es suficiente para que me quede inmóvil con el agua aún recorriendo mi garganta.
Estar en la banca es una humillación para todo el trabajo duro que he hecho solo para ser un jugador irrelevante en la cancha, así de mal estoy jugando.
Si estuviera en los zapatos de Jisung tampoco me acercaría, por nuestro propio bien.
Pronto decido tirar todos esos pensamientos que surgen cada que su imagen aparece en mi mente y concentrarme. No va a llevarme a ningún lado.
Estoy equivocado.
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