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Cálido.
proporciona calor y, en ocasiones, comodidad.

Los días posteriores a mi primer encuentro con Jisung sufrieron un desagradable cambio climático, de un fresco sol y suave brisa a uno húmedo e incómodo

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Los días posteriores a mi primer encuentro con Jisung sufrieron un desagradable cambio climático, de un fresco sol y suave brisa a uno húmedo e incómodo. En pocas palabras mis chaquetas de mezclillas se unieron a mi consola en la basura y una búsqueda por camisetas inexistentes de manga corta en mi armario se realizó con mucho calor.

Cuanto odiaba el calor y estar pegajoso durante el día, era un verdadero sacrificio caminar hasta la biblioteca ─qué no se encontraba para nada cerca de mi casa─ tres veces por semana y no considerar darme la vuelta para regresar al magnífico aire acondicionado que me esperaba en casa. Pero yo era débil, del tipo que caminaba por más de veintiocho minutos bajo el sol con el único propósito de alcanzar a ver a un niño fantasma, la escuela pasó a ser solo una excusa para que mi sentido común no me detuviera antes de pisar el pavimento.

Jisung y yo coincidamos principalmente los miércoles, ese era el día donde si debía mover tierras y mares para llegar, lo haría.
Compartíamos la misma mesa en la cual nos conocimos, excepto una ocasión donde un grupo de chicos revoltosos la ocuparon antes de que alguno de los dos llegara. Esa fue memorable, porque ahí noté mi participación en su vida no era tan deprimente.

Verán, me decepcionó entrar a la habitación y no encontrarlo leyendo algún tomo de la eterna colección de física cuántica, que en mi teoría debía tratarse de investigación porque no creía que existiera algún ser humano capaz de leer un libro tan grueso como esos por simple gusto.
Hacía tanto calor y yo estaba tan desanimado que decidí sin pensarlo demasiado en regresar a casa, repasaría investigando por la red aunque supiera que solo me tiraría en mi cama leyendo los sermones que me dejaría los chicos en el grupo de chat cuando les comentase que volví a casa.

Soy un tonto malcriado cuándo me decepcionó, lo admito, incluso pensé en cambiarme al cyber café y para ese punto, mi mirada finalmente de topo con una mano siendo agitada en el aire, que luego se convirtio en una indicación para acercarme.
Jisung se encontraba sentado en una mesa paralela a la acostumbrada, con un libro sobre el origen de los monos y una libreta donde tomaba apuntes. Algo en mi interior se disparó con aquella imagen, porque él estaba aliviado y feliz de verme y era una calidez divina que mandaba a la basura la sofocación que me provocaba las altas temperaturas.

No, no se lo imaginen, porque lo hice.
Me acerqué con un ridículo paso saltarín hacia él, dejando mi mochila en la silla a su lado y buscando lo que necesitaba en poco tiempo, un personaje de programa para niños quedaba como un completo idiota si lo comparaban conmigo. Incluso, me tomé el atrevimiento de comenzar una conversación de la cuál ni estaba seguro de que él quisiera continuar.

─ Uh, ¿cómo estoy? ─Golpeó su lápiz número dos contra sus labiosun par de veces, simulando que pensaba.
─ Preguntándome como puedes soportar éste calor sin decidir ir al cyber café, ahora que sabes dónde existe y que hay aire acondicionado.

En parte, su comentario me dolió  El se cuestionaba mi presencia por allí y por eso, me hacía imaginarme que no le agradaba. Lo notó, mo expresión decayó un poco y la tensión se había generado en pocos segundos.

─ Me refiero a qué perfectamente puedes estar en otro lugar ─Balbuceó al comienzo, después dudaba de sus palabras y sonaban atropelladas entre sí. ─ pero estas aquí.

Con la poca dignidad que me quedaba, respondí

─ Me gusta estar aquí.

El me miró unos segundos y asintió fijándose en el gastado escritorio.

─ Me gusta que estés aquí.

Toda mi vida he odiado las altas temperaturas y lo incómodo que me hace sentir, pero aprendí a apreciar otro tipo de calor y era el que se extendía por mi pecho cuando veía a Jisung avergonzado.

También, ese día supe cuál era su nombre y como él no conocía el mío, me llamaba su compañero de lectura y ser considerado de su propiedad volvía las cosas aún peor.

También, ese día supe cuál era su nombre y como él no conocía el mío, me llamaba su compañero de lectura y ser considerado de su propiedad volvía las cosas aún peor

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─  편지 ❝abecedario❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora